Hamás, la milicia palestina en cuyas manos está ahora aceptar o rechazar el plan de paz para Gaza de Donald Trump, “se inclina por aceptar” la propuesta del presidente de Estados Unidos, según ha anunciado a la cadena CBS News una fuente cercana a las negociaciones. Ese portavoz ha dicho también que su grupo responderá este miércoles a un documento que asegura no haber recibido hasta el lunes por la noche y en el que no ha tenido ni el papel de un convidado de piedra, pues se ha fraguado sin su participación. Esa propuesta le exige, en la práctica, la rendición a cambio de promesas vagas y sin plazos. Poco después de que se conociera esa disposición en principio positiva, Trump ha dado a la milicia palestina un plazo de “tres o cuatro días” para responder.
El grupo había mostrado esta mañana sus recelos ante un proyecto que está “completamente sesgado en favor de Israel” e impone “condiciones imposibles con el fin de eliminar” al grupo, ha declarado otro de sus responsables a la agencia Reuters. El director de la oficina de medios de Hamás en Gaza, Ismail al Thawabta, ha asimilado también la propuesta de Trump en un tuit a “un intento de imponer” a los palestinos una “nueva tutela que legitime la ocupación israelí”.
Esos reparos no cambian una ecuación que el propio Netanyahu se ha jactado este martes de “haber cambiado” en un vídeo difundido en sus canales oficiales. Hamás tiene pocas – o ninguna- opciones ante sí que no sea plegarse a un plan que no recoge varias de sus condiciones para un alto el fuego. Sobre todo, no incluye ninguna garantía sólida de que Israel vaya a acabar con los ataques ni a retirar totalmente a sus tropas de la Franja. Aun así, la propuesta está obteniendo un amplio respaldo internacional. No solo de Occidente -incluidas Francia, Alemania, la UE y, en un tono menos entusiasta, España- sino también de potencias como Rusia y China y, de forma muy significativa, de los principales países árabes y musulmanes.
Este martes, los ministerios de Exteriores de hasta ocho Estados musulmanes, entre ellos, Turquía, Arabia Saudí, Egipto y su hasta ahora valedor Qatar -que alberga la sede de su oficina política- han publicado un comunicado conjunto en el que avalan el plan de la Casa Blanca. De ese documento, subrayan la que se considera la mayor concesión que estos países han arrancado a Trump y a Netanyahu: la renuncia, al menos sobre el papel, a ejecutar una limpieza étnica de los palestinos y a expulsarles del territorio, una posibilidad ante la que estos Estados islámicos habían trazado una línea roja.
Ese posible crimen de guerra sí figuraba en anteriores planes del republicano, como el de la Riviera de Oriente Próximo, que pretendía convertir la Franja en un complejo playero para millonarios, un horizonte recibido con alborozo por la extrema derecha nacionalista israelí que apuntala al Gobierno de Netanyahu.
En el vídeo difundido este martes por el primer ministro, este se jacta del aislamiento de Hamás. En los casi dos años que dura la invasión, la milicia se ha visto diezmada por una ofensiva que incluso una comisión independiente de la ONU define ya como genocidio. También ha perdido el apoyo de sus principales aliados regionales, golpeados también por ataques israelíes.
Sobre todo, el de Hezbolá, en Líbano, casi tan debilitado como Hamás, una postración de la que ha dado fe este martes el respaldo expresado por el primer ministro libanés, Nawaf Salam, a la propuesta de Trump. Un apoyo de ese tipo habría sido impensable hasta que Israel desencadenó en 2024 una guerra contra Líbano, que despojó al partido-milicia del control también del poder político de su país.
Hamás tampoco puede contar ya con el apoyo de Irán, al que Israel y Estados Unidos bombardearon en junio, y sobre el que pesa de nuevo un severo régimen de sanciones internacionales desde el pasado sábado.
Incluso la Autoridad Nacional Palestina ha saludado en esta jornada el plan de Trump y sus “esfuerzos sinceros y decididos” por la paz. Y eso que, en la rueda de prensa de este lunes, Netanyahu lanzó una dura diatriba contra la ANP de quien ironizó que es tan capaz de reformarse como un leopardo de perder sus manchas.
La “mayor parte de Gaza”
Con Hamás acorralado y solo, el primer ministro israelí ha comenzado ya este martes en su vídeo a revisar a la baja -o incluso desmentir- lo estipulado en la propuesta de Trump, incluidas algunas promesas que esta recoge, similares a otras que Netanyahu ha roto antes. Ha asegurado que su ejército permanecerá en “la mayor parte” de la Franja y que no habrá un Estado palestino. El lunes, en la rueda de prensa en Washington, Netanyahu ya había descrito como “retirada modesta” el repliegue gradual de contornos imprecisos del ejército israelí que plantea el proyecto de Trump.
Este martes ha ido más lejos. Se ha jactado de que este acuerdo permitirá a su ejército “permanecer en la mayor parte de Gaza”, algo que no recoge ninguno de los 20 puntos de la propuesta, que solo plantea como permanente una presencia de las tropas en una zona tampón en el perímetro de Gaza.
También ha negado que el documento alumbre una vía hacia un futuro Estado palestino. “Por supuesto que no, eso ni siquiera está escrito en el acuerdo”, ha zanjado. En realidad, el plan de Trump sí menciona, en su apartado 19, un Estado palestino, pero de forma hipotética y, de nuevo, sin plazos ni condiciones concretas.
Mientras se espera la respuesta oficial de Hamás al plan de Washington, el segundo grupo armado de la Franja, la Yihad Islámica, ya lo ha rechazado. Lo hizo en la noche del lunes, cuando su líder Ziyad al Nakhalah, describió el proyecto de Trump como “una receta para continuar la agresión contra el pueblo palestino”, en su canal de Telegram.
El no a la propuesta de este otro grupo armado no es del todo irrelevante. La Yihad Islámica tomó a algunos de los 251 rehenes apresados el 7 de octubre, y aún retiene a varios de los 48 cautivos, entre vivos y muertos, que las facciones palestinas deberían entregar a Israel en un plazo de 72 horas como condición previa para el alto el fuego que plantea Washington.
Mientras, los ataques israelíes siguen sumando muertos a una lista que ya supera los 66.000 nombres, la mayoría de civiles. Según fuentes hospitalarias palestinas en el enclave, entre la medianoche del lunes y la mañana de este martes, otras 29 personas han muerto en Gaza.