La arquitectura siempre ha tenido un pie en la tradición y otro en la innovación. Desde Vitruvio hasta Bjarke Ingels, la disciplina ha sido un diálogo permanente entre conocimiento técnico y visión de futuro. Ese debate, hoy en día, se cruza inevitablemente con la irrupción de la Inteligencia Artificial. Herramientas capaces de generar imágenes, sintetizar datos o automatizar procesos están entrando en los despachos de arquitectura, despertando tanto entusiasmo como desconfianza.
En medio de esta transformación, Roger Blasco, al frente de Roger Blasco Arquitectos, despacho con más de 15 años de experiencia en el sector, aporta una visión que combina la apertura a la innovación con el rigor del oficio. !Soy de los que piensa que todavía una IA no ha superado en calidad una creación propiamente humana. Con tiempo y pasión nuestro trabajo es superior de manera genérica!, afirma. Esa coletilla —»con tiempo»— marca la diferencia. Porque, como subraya, el valor principal de estas herramientas es precisamente liberar a los arquitectos de tareas repetitivas y darles más margen para lo que realmente importa: el diseño.
Diseño minimalista de casa en el Vendrell
Roger Blasco Arquitectos
El tiempo como nuevo lujo
La experiencia de Blasco con la inteligencia artificial no parte de grandes revoluciones, sino de aplicaciones concretas en el día a día. «La automatización de procesos y la posibilidad de agilizar trabajos nos brinda un tiempo extra que podemos dedicar a otras tareas creativas que seguramente potenciarán nuestro trabajo», señala. Un buen ejemplo lo encuentra en la gestión de reuniones: «El más extendido fue el uso de IA’s varias para transcribir reuniones. Ya fuese por videoconferencias o mediante reuniones presenciales con micros de solapa activamos apps que grabaran el audio de la reunión para posteriormente transcribirla según las indicaciones que le ordenábamos».
Lo que podría parecer una anécdota acaba teniendo un peso real en la eficiencia de un estudio. «La IA fue capaz de realizar resúmenes, destacar temas y comentarios de mayor relevancia e importancia frente a otros superfluos. Imaginaos que parte del equipo del despacho pueda realizar una visita o una reunión y compartir la información más relevante de manera resumida al resto del equipo y archivar todo ello como documentos útiles de manera ordenada y compacta». Conclusión: ahorrar tiempo en lo repetitivo para ganarlo en lo creativo.
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Roger Blasco Arquitectos
La frontera entre herramienta y autoría
En cuanto al diseño arquitectónico, el despacho de Blasco ya ha explorado la utilidad de las IA generativas. «A nivel de procesos de trabajo resulta práctico el uso de algunas IA’s más específicas para la generación de imágenes, principalmente para potenciar las finales o generar alternativas a un diseño», explica. Desde variantes rápidas de fachadas hasta la conversión de croquis en modelos 3D iniciales para mostrar a un cliente, estas aplicaciones se están integrando como apoyo visual.
Eso sí, el arquitecto es tajante: aún no se puede hablar de un papel determinante. «Determinante no. Sigo pensando que no hemos alcanzado ese momento tecnológico. No obstante, la IA ha participado en mayor o menor medida del trabajo diario del despacho». Esa prudencia es la que marca la diferencia entre quienes ven estas herramientas como sustitutos automáticos y quienes las entienden como instrumentos al servicio de un criterio humano.
Educar a la máquina
Blasco advierte de un error común: pensar que basta con apretar un botón. «Hoy la IA no puede sustituir ese trabajo. Y es más, no todo el mundo sabe usar bien una IA. Para obtener buenos resultados también hay que saber usar estas herramientas». El arquitecto insiste en que el conocimiento profundo del oficio sigue siendo indispensable, incluso para alimentar correctamente a una IA: «Un despacho puede y debe enseñar a una IA con sus criterios y estilos para que genere resultados muy similares a la que haría el propio despacho o arquitecto».
El riesgo, como él mismo lo señala, está en dejarse llevar por promesas grandilocuentes: «No debemos dejarnos seducir por falsas promesas y espejitos mágicos que inundan YouTube o las redes sociales. Todavía hoy estas herramientas no son capaces de hacer por sí solas muchas de las tareas que prometen que son capaces de hacer».
Su mensaje a los estudiantes de arquitectura es claro: «La base del conocimiento de la carrera es y será siempre fundamental para que el día de mañana puedan ejercer como arquitectos o interioristas con o sin IAs».
Construcción de casa llave en mano. El Vendrell
Roger Blasco Arquitectos
Riesgos y limitaciones
Si algo preocupa a Blasco es la incapacidad actual de estas herramientas para ofrecer una visión integradora. «La mayoría de IAs están sectorizadas por temáticas y las genéricas no llegan a profundizar. Por tanto, ahora mismo trabajan por paquetes o por tareas específicas y no son capaces de combinarse. No tienen la visión de conjunto que nosotros podemos aportar y es la que debemos reclamar siempre como parte de nuestra profesión: la visión completa del conjunto».
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La IA puede ser una gran herramienta, pero necesita un director que la guíe. «La IA es asimilable a una gran herramienta pero que necesita del director para combinar todos los resultados e interpretarlos. Seguiremos durante muchos años asumiendo el rol de directores«. Eso sí, reconoce que quien sepa integrarla bien tendrá una ventaja competitiva: «La IA no nos sustituye, pero quien sepa usarla parecerá que tenga superpoderes».
El futuro inmediato
El despacho de Roger Blasco sigue explorando con cautela estas aplicaciones, probando en qué medida pueden integrarse sin perder de vista la esencia del oficio. En su visión, la inteligencia artificial no sustituirá la sensibilidad arquitectónica, pero sí puede convertirse en un aliado que expanda las posibilidades creativas.