‘Sirat’ es ya una de las películas del año en España y el tiempo y muy relevantes galas de premios (los Óscar, obviamente) dirán si también en el mundo. Mientras tanto, la ciudadanía que la ha visto se debate entre el elogio encendido y el rechazo rotundo. A quienes les ha gustado les salen expresiones como “remueve”, “deja en shock” o “sigue dando vueltas en la cabeza”. ¿Cómo puede una película lograr efectos así? EFEsalud se lo ha consultado a la psicóloga clínica Lecina Fernández.

A propósito de ‘Sirat’ o por qué una película puede quedarse en tu cabeza


Cartel promocional de Sirat. Movistar Plus +

La historia firmada por el cineasta Oliver Laxe es un viaje exterior-interior. Los personajes atraviesan desiertos y montañas de Marruecos mientras los espectadores atraviesan desiertos y montañas de su interior. Afirma Fernández: “Pasas de las emociones al pensamiento, del yo al tú”. 

“Sirat es impactante, permite ver y sentir, no te da tiempo a reparar en otros detalles, pero si pasas al pensamiento, empiezas entonces a pensar en los personajes porque has hecho un viaje interior con ellos”, añade.

La trama es la siguiente: una chica ha desaparecido en Marruecos tras participar en una ‘rave’; su padre y su hermano pequeño irán a buscarla. Para ello, se unen a un grupo de ‘raveros’ en un viaje-huida. Viaje porque van a otra fiesta; huida porque intentan zafarse de los ecos de una guerra. La aventura llevará al límite a los personajes. 

Y a los espectadores.

Emociones que forman “la esencia humana”

Laxe ha dicho de su última película que despierta “emociones fuertes”. ¿Puede una película provocar emociones fuertes?

Dice Fernández que “las emociones fuertes circulan en el cine en dos direcciones”. Por un lado, relacionado con la psicología de la comunicación, alude a cómo “las emociones pueden cambiar la interpretación del mensaje”. Por otro, según la experiencia personal de quien ve la película, pueden ser algo así como “una autopista directa a lo más visceral”. 

Se producen reacciones en los planos “físico y emocional”; unidas, conectan con la moral o con la ética. “Sirat trata muchos temas, pero en mi opinión hay uno que es central, y es la esencia humana”. “Los personajes –continúa– se van rompiendo y conectamos con ellos porque todos estamos un poco rotos”.

Sirat emocionesEl cineasta Oliver Laxe, en rueda de prensa en el Festival de Cannes de 2025. EFE/EPA/SEBASTIEN NOGIER / POOL

La empatía facilita el vínculo con los personajes, pero en opinión de la psicóloga, ésta puede emerger tras ver la película por primera vez. Si es así, es porque la historia funciona como un pegamento de “detalles y virtudes” que quedaron subterráneos tras una lectura inicial.

Acerca de ‘Sirat’, la psicóloga pone como ejemplo de este tipo de descubrimientos posteriores “la capacidad de ayuda de los personajes” y “la comprensión de unos con otros”.

Estímulos y el efecto sorpresa

La expresión ‘estar en shock’ suele aparecer tras una experiencia poderosa. A tenor de las descripciones de los espectadores y espectadoras, ver ‘Sirat’ lo es. Para bien o para mal. Para amar la película o para repudiarla. 

Fernández ahonda en esta expresión coloquial, lejos, claro, de “la psicopatología” que es el “shock”. “Se refiere a una respuesta emocional intensa, a algo traumático que en el caso de esta película, además, no te lo esperas”. A su juicio, el impacto de las secuencias que forman ‘Sirat’ proviene de “un estímulo visual, auditivo y sensorial”, y del efecto sorpresa.

El escenario acentúa el sobrecogimiento. Escenarios de naturaleza rocosa, polvorienta, misteriosa y amenazante. “Es tan grande que como espectadores nos sentimos pequeños”, apunta Fernández, que zanja: “Entonces buscamos una cueva en la que refugiarnos”. Esa cueva es nuestro interior, dice.

“El arte debe emocionar y conmover, para lo que es relevante mostrar, no contar”, incide la especialista.

Sirat: paisajes, música, personajes y viaje

La especialista recuerda a la escritora Vivian Gornick para remarcar la diferencia entre “situación e historia”. En ‘Sirat’, la situación la darían un tipo y un niño que buscan en una ‘rave’ a su hija y hermana, pero la historia es lo que cuenta Laxe a partir de entonces, a partir de la entrada en la trama de dos personajes alejadísimos de la cultura ‘rave’.

Imagen promocional de Sirat. Movistar Plus +.

Un adulto y un menor se sumergen, por tanto, en un entorno ajeno, distinto, y se sumergen los espectadores también. La música, la cámara, la fotografía, el casting, la dirección artística se han revelado ya como personajes de la historia. “La música es aquí un elemento corpóreo”, asegura Fernández.

“Sirat –insiste– va recogiendo sensibilidades y emociones para, más tarde, efectuar un viaje interior, un viaje que va de lo corpóreo a lo espiritual”.

Por eso, esta película, ya una de las del año, no deja indiferente. Se ama o se odia. Viajar por las emociones propias no es sencillo.