Alejandro Rubio, de la Escuela Taurina de El Yiyo, de Madri, se alzó con el triunfo en El Hoyo de Pinares en la XIV edición de la Piña de Oro 2025, tras la celebración de la segunda novillada en la que empató a trofeos con Raúl Caamaño, de la Escuelta Taurina Domingo Ortega, de Toledo. 

Víctor Huertas lidió en El Hoyo de Pinares un encierro con raza y personalidad, con un registro excelente que mantuvo el interés y la constancia que ha sacado la raza del encaste Santa Coloma, destacando su comportamiento y humillación, con ejemplares de clase y buena nota destacando el 2º y el 4º por su movilidad y fijeza.

Abrió la tarde el de la E.T. de Toledo, Raúl Caamaño, con Cubano, nº 13, al que mostró los vuelos de su capote en un leve saludo sin estirarse a la verónica con limpieza. Con la franela, el toledano comenzó con el trasteo junto a tablas con oficio, sabiendo lo que tenía delante y mostró la tela hasta que metió al eral sometiéndole para salir a los medios y dejar un toreo limpio y con templanza, tirando de recursos de novillero. Corrió la mano en redondos ligando en ocasiones buen toreo. Por la zurda el novillo se le ceñía un poquito y se quedaba algo mas corto, pero ligó dos series al natural muy templadas y toreras. Cuajó una bonita faena. Con el acero dejó una estocada ligeramente caída y atravesada y se le concedió una oreja. 

El segundo en saltar al ruedo fue Chubasquito, nº 7, y lo recibió a la verónica el de la E.T. de José Cubero ‘El Yiyo’, Alejandro Rubio, estirándose y abriendo el compás, alargando los vuelos del capote y aprovechando la inercia de las embestidas del de Víctor Huertas. Realizó un buen quite el sobresaliente Samuel Montero por chicuelinas. En la muleta compuso Alejandro Rubio una faena de muy buen oficio, muy templada y con un buen hilo argumentada por ambas manos, toreando con reposo y temple sin obligar al eral, tirando con suavidad y corriendo los brazos. Estuvo firme e inteligente el chaval, pero falló con el acero dejando una estocada caída y atravesada, lo que pinchó una faena de premio gordo. Al novillo se le premió con la vuelta al ruedo.

El tercero de la tarde, Cubalero, nº 3, encastado y exigente, fue un ejemplar con movilidad frente al que puso decisión y voluntad Raúl Caamaño, estirándose a la verónica y rematando con una revolera en los medios. En banderillas buena lidia de Manuel Macías, que ya se había desmonterado en el primero en un buen par. Dejó un buen segundo par Roque Vega en todo lo alto. Con la muleta, el de la escuela de Domingo Ortega compuso una faena de lances por el derecho de muchos muletazos y de buena actitud. Ligó series limpias y toreras por el pitón izquierdo, dejando naturales muy sentidos. Con el acero dejó estocada que fue escupiendo el novillo, pero hizo su efecto y se le concedió una oreja que, por el momento, le hacía candidato al triunfo final. 

Extraordinario fue el cuarto, nº 5, Jugador, un novillo con clase y fondo, humillando en el capote de Alejandro Rubio que aprovechó el recorrido para dejar un saludo meritorio por verónicas y rematando con una serie de chicuelinas. En la muleta puso mucho de su parte el de la escuela de El Yiyo, pues tenía ganas de triunfo y fe en el novillo que ayudaba. Compuso faena de muletazos lentos y acompasados de mucha transmisión llegando a los tendidos y mostrando una buena actitud en los remates. Aprovechó el buen recorrido del novillo por el izquierdo para firmar naturales de calidad llevando con reposo al de Víctor Huertas que tomaba la franela con ritmo y humillación. Remató faena con una estocada en lo alto dejando al novillo sin puntilla y se le pidieron las dos orejas que el presidente concedió de inmediato, sacando el pañuelo azul como premio de la vuelta al ruedo al novillo.

Finalizado el festejo, el jurado de esta XIV edición de la Piña de Oro de El Hoyo de Pinares dilucidó tras el empate a trofeos el conceder este año el premio a Alejandro Rubio por las dos buenas faenas realizadas en la tarde. Tras la entrega abandonaron el ruedo los dos novilleros en hombros, siendo ovacionados por un público que salió contento del recinto por lo demostrado por estos dos jóvenes novilleros.