El Real Betis se enfrenta este jueves al Ludogorets en Bulgaria, donde disputará la segunda jornada de la fase de liga de la Europa League. En el equipo búlgaro milita Son Hidalgo, exfutbolista del Levante. El lateral derecho sevillano, que ya se enfrentó al cuadro de Heliópolis en varias ocasiones cuando jugaba en el equipo granota, ha valorado en Estadio Deportivo lo que supone el encuentro del próximo jueves.
Son no ocultó su beticismo e incluso confesó que, a pesar de estar fuera de Sevilla, sigue siendo abonado del club verdiblanco: «Soy socio número 9.000 del Betis y he ido al Benito Villamarín desde que tengo uso de razón. No soy un número más bajo porque cuando estuve en la cantera no fui abonado«. Además, reconoció que »es un partido especial para mí, el Betis es mi equipo de siempre y vendrán diez familiares a verme«.
El Ludogorets logró clasificarse a la Europa League por segundo año consecutivo. A sabiendas que existía la posibilidad de poder enfrentarse al club de sus amores, Son confesó que «cuando nos clasificamos y había una mínima posibilidad de que ocurriese, yo le decía a mi familia y amigos que tenía el presentimiento de que nos iba a tocar jugar contra el Betis».
El sevillano, que llegó a la disciplina del Levante en 2020 procedente de la Ponferradina, desveló que el director deportivo bético, Manu Fajardo, «es muy buen amigo mío, me firmó en su momento para el Levante y me dio la oportunidad de jugar en Primera«. Además, Son comentó que ha podido conversar con el propio director deportivo del Betis: «Me pidió en broma que me metiera un gol en propia y yo le dije que se dejara de tonterías, que aunque soy bético, ahora me debo al Ludogorets. Una vez que termine el partido, que lo ganen absolutamente todo», dijo el excanterano bético sobre la conversación que tuvo con Manu Fajardo.
Por último, Son habló sobre el enfrentamiento de este jueves, que será la primera vez que juegue contra el Betis en competición europea. «Mi debut contra el Betis fue en el Benito Villamarín, pero había COVID y las gradas estaban vacías. Un año después me quité la espinita y ahora ya me puedo morir tranquilo por poder enfrentarme a mi equipo en competición europea», zanjó el futbolista del Ludogorets.
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