Miércoles, 30 de julio 2025, 18:52
Jorge Serrano vuelve a Valladolid con una idea clara: aportar todo lo aprendido en una de las ligas más exigentes del mundo y hacerlo en el lugar que considera su casa. Pudo seguir fuera, pero no dudó. Ha renunciado a ofertas más lucrativas porque, como él mismo reconoce, tenía claro que su sitio estaba aquí.
Atrás deja su etapa en la Bundesliga, una liga que le ha hecho crecer dentro y fuera de la pista. Durante su presentación aseguró que no había «cambiado mucho» pero sí había «aprendido». Ahora, con más recorrido a sus espaldas, quiere sumar desde el primer día.
–¿Quién ha sido su mayor referente en balonmano?
–En mi posición siempre me han gustado mucho jugadores como Luc Abalo, que fue un extremo derecho espectacular; hacía cosas increíbles. También admiraba mucho a Albert Rocas, un jugador muy limpio, era un placer verle jugar. Como zurdo y extremo derecho, ellos dos han sido grandes referencias para mí en lo deportivo. Y, a nivel personal, también he tenido referentes muy importantes entre algunos entrenadores y compañeros, especialmente por los valores que transmitían. Personas como Diego Camino o Javi Díaz fueron clave cuando llegué, me enseñaron mucho sobre este mundo.
–Regresa a un club conocido, pero en un contexto distinto. ¿Qué significa este reencuentro con el equipo?
–Para mí supone una nueva etapa que afronto con muchas ganas. Estoy muy contento e ilusionado de estar aquí otra vez y de poder aportar al club todo lo que tengo.
–Tras pasar por la Bundesliga, ¿cómo ha influido su estancia en Alemania en su juego?
–Principalmente, creo que me aporta más experiencia y madurez en el juego. Con el paso del tiempo he ido ganando carácter, algo que no era precisamente mi punto fuerte cuando era más joven. Esa evolución me ha convertido en un jugador diferente al que era al principio, y creo que ahora puedo aportar desde otro perfil, con más bagaje y presencia en la pista.
–En Alemania, el juego es más físico y con ataques más verticales. ¿Cómo se adapta un perfil como el suyo a ese estilo? ¿Le costó?
–Me costó, pero no tanto por el estilo de juego en sí, sino por el proceso de adaptación general. Tienes que aprender otro idioma, entrenar en una lengua que no es la tuya, entender a un entrenador nuevo… Además, es una liga exigente, donde la presión sobre los clubes y los jugadores es alta, todo se vive con mucha intensidad. Me llevó como un año adaptarme completamente, pero en los últimos años ya estaba plenamente integrado y participando con normalidad en el día a día.
–¿Se considera más un finalizador puro o le gusta también involucrarse en la construcción y creación del ataque?
–Como extremo, sí, me considero más un finalizador. Pero en general me apasiona el juego. Me gusta aprender. Juego de primera línea, de cualquier posición. Me gusta hablar del juego, aprender en todas las posiciones, lo que quieren los jugadores, cómo opinan, cómo quieren plantearlo. Porque al final creo que eso te enriquece como jugador también.
–En defensa, ¿con qué sistema se encuentra más cómodo: 6:0 o 5:1?
–Depende del momento y del rival, pero personalmente me encanta el 5:1 porque creo que, en ciertos tramos del partido, te da mucha versatilidad y dinamismo. Aunque también pienso que un buen 6:0, bien trabajado y estable, es una base sólida para cualquier equipo.
–Y a la hora de atacar, ¿contra qué tipo de defensa resulta más favorable?
–Depende bastante del contexto, pero en general te diría que contra defensas abiertas, como un 5:1, suele haber más espacios y eso favorece más al extremo. Al final, cuantos más huecos se generen, más opciones tienes de aparecer y finalizar. Y ya, cuando lo ejecutas bien y consigues encadenar tres goles, por ejemplo, demuestras que el equipo está preparado para cualquier desafío.
–Los hermanos Martínez eran dos pilares del equipo. ¿Cómo cree que afectará su salida?
–La salida de los hermanos, lógicamente, es dura. Son jugadores muy consolidados, que aportaban un rendimiento constante cada día. Pero este tipo de cambios son naturales en el deporte. A pesar de ello, creo que tenemos un equipo muy bueno. Ya el año pasado se demostró que el grupo fue muy competitivo, y ahora el reto es mantener ese nivel o incluso dar un paso más. Estoy seguro de que lo conseguiremos.
–Tras debutar con la selección y competir a nivel internacional, ¿qué objetivos personales se marca en esta nueva etapa, más allá de lo colectivo?
–La verdad es que no me marco objetivos personales en cuanto a cifras o estadísticas. Mi meta es ayudar al equipo en lo que necesite: defendiendo, marcando goles, desde el banquillo o apoyando de cualquier forma. Lo que me importa es aportar cada día, estar presente y sumar al grupo.
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