© Manuel Pinilla Cruces para Estudio Susana de Villa
Los detalles que transforman un comedor en el corazón de la casa
Susana define un comedor con alma así: «es aquel que impresiona desde el primer instante, no porque sea grande ni ostentoso, sino por lo que transmite«.
Es un espacio que invita a quedarte, que emociona, y que te hace sentir a gusto nada más entrar. Un comedor con alma tiene carácter, habla de la casa y de quienes la viven, y consigue que la primera impronta sea inolvidable.
No tiene que ser enorme para impactar. Puede ser un espacio pequeño, pero con ese algo especial que lo haga único. La clave está en la mezcla de materiales nobles como piedras naturales, cristales, hierro, latón o maderas.
Una mesa con personalidad, una lámpara escultórica que vista la estancia, una pieza de arte que sorprenda, unas sillas con un tapizado especial, unas flores que den vida. Son esos detalles los que crean atmósfera y marcan la diferencia.
En la propuesta el Estudio Susana de Villa, que fundó en 2009, un comedor paradigma del interiorismo emocional que combina una pared con un papel pintado de acento, dos modelos de sillas, así como piezas de arte (con el cuadro y la escultura).