En algún salón de la residencia privada del duque de Pastrana, se encontraba un cuadro de autor desconocido pero de singular valor, por ser de los pocos retratos que existen de María Enríquez de Toledo, la III duquesa de Alba. En él, la dama aparece jovencísima, en contraste con su marido, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel. Fue una cortesía del pintor de la que los visitantes al Palacio de Liria podrán disfrutar gracias a la Fundación Casa de Alba. La institución se ha encargado de pedir prestado el retrato, restaurarlo y ahora lo mostrará en diálogo con otra obra muy similar de la propia colección de los Alba, un retrato del emperador Carlos V e Isabel de Portugal firmado por Rubens.
La puesta de largo de la obra ha tenido lugar en el Palacio de Liria, en cuyo salón flamenco descansan ahora las dos piezas, frente a frente. «Este programa nos dará la oportunidad de difundir obras que no están al acceso del público», explicó Álvaro Romero Sánchez-Arjona, director cultural de la Fundación Casa de Alba, quien estuvo acompañado por Fernando Fitz-James Stuart, duque de Huéscar, que acaba de convertirse en padre por tercera vez. La Fundación Casa de Alba está presidida por Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, XIX duque de Alba, con apoyo de sus dos hijos (Fernando y Carlos) como patronos. La familia puesto especial empeño en la difusión y apertura de su colección de arte entre la sociedad, y esta es una muestra más.
Retrato de los III duques de Alba. Escuela española (1571). Colección del duque de Pastrana. (Cortesía de la Fundación Casa de Alba) Retrato de Carlos V e Isabel de Portugal, Rubens. (Cortesía Fundación Casa de Alba)
Cuando Romero habla de programa se refiere a lo que han bautizado como ‘Obra invitada’, un programa expositivo con vocación anual que permitirá contemplar piezas singulares relacionadas con los Alba y procedentes de colecciones privadas e instituciones, muchas de ellas inaccesibles fuera de su ámbito original.
La iniciativa se estrena en el Salón Flamenco con este retrato doble de don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba, y de su esposa, María Enríquez de Toledo, cedido por la colección del duque de Pastrana. La pintura, restaurada para la ocasión, podrá visitarse hasta el próximo mes de febrero. Los especialistas la han fechado en la escuela española de comienzos del siglo XVII y destacan su filiación con un célebre retrato perdido de Carlos V e Isabel de Portugal realizado por Tiziano, del que se conserva una versión de Rubens en la propia Casa de Alba.
Fernando Fitz-James Stuart y Álvaro Romero. (Gtres)
El cuadro muestra al Gran Duque en su faceta más militar, con armadura de gala, el Toisón de Oro y bastón de mando, evocando su papel como gobernador de los Países Bajos. Frente a él, la duquesa aparece vestida de forma impecable, con saya blanca de damasco y sosteniendo un libro de oraciones, en lo que constituye el primer retrato conocido de la consorte del temido general. La yuxtaposición en el mismo espacio con el lienzo de Rubens permite al visitante comparar la evolución del retrato cortesano entre el Renacimiento y el Barroco, en un diálogo visual poco común.
Con ‘Obra invitada’, la Casa de Alba da un paso más en su consolidación como actor cultural de referencia en Madrid.
En algún salón de la residencia privada del duque de Pastrana, se encontraba un cuadro de autor desconocido pero de singular valor, por ser de los pocos retratos que existen de María Enríquez de Toledo, la III duquesa de Alba. En él, la dama aparece jovencísima, en contraste con su marido, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel. Fue una cortesía del pintor de la que los visitantes al Palacio de Liria podrán disfrutar gracias a la Fundación Casa de Alba. La institución se ha encargado de pedir prestado el retrato, restaurarlo y ahora lo mostrará en diálogo con otra obra muy similar de la propia colección de los Alba, un retrato del emperador Carlos V e Isabel de Portugal firmado por Rubens.