A Jorge Javier Vázquez le queda aún un mes de vacaciones, a pesar de haber vuelto ya de su disfrutada Indonesia, como explica en su blog de Lecturas. En él, como en las semanas anteriores, continúa recomendando series (en esta ocasión Cuatro estaciones de Netflix) y reconoce haber estado “muy enganchado” a la trama de Noelia Núñez.
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“Por qué no se colgó encima cuarto y mitad más de licenciaturas? Total, ya puestos”, empieza ironizando. “Noelia se paseó un día por todas las televisiones y en todas recibió hostias como panes, pero ella, inasequible al desaliento, no escarmentaba. Salía de un plató y se metía en otro para volver a salir trasquilada”, recuerda.
Como experto en televisión, Jorge Javier analiza cada ‘momentazo’ de la joven: “En uno se quejó de que le habían insultado en redes sociales y Gonzalo Miró la puso frente al espejo: no puede quejarse una de que la insulten cuando ha lucido toda ufana una camiseta en la que se leía ‘Me gusta la fruta’. En Todo es mentira la volvieron a pillar en una mentira en riguroso directo y no consiguió salir airosa del ‘fregao’ porque Dios no la ha llamado por el camino de la oratoria”.
Para continuar dudando de las consecuencias de su nuevo fichaje: “A estas alturas no tenemos muy claro cuál es el camino que le ha adjudicado Dios. Quizás por eso aceptó a la primera el puesto de colaboradora que le ofreció Nacho Abad en En boca de todos. No sé yo”.
Y el presentador argumenta sus dudas sobre el nuevo reto de Núñez: “Se lamentaba del sufrimiento que le había ocasionado a sus padres. Que los había visto llorar, dice. Es bastante probable que sigan llorando cuando destrocen sin piedad a su hija en las tertulias porque ahora mismo Noelia Núñez tiene difícil escapatoria en una mesa de debate”.
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Para zanjar con una moraleja final: “No cuela que se presente ahora como un ejemplo de dignidad por haber dimitido porque lo ha hecho cuando la han pillado. Es como si matas a alguien y utilizas como atenuante que se iba a morir igual. La excusa es frágil”.