«Mi labor como capitán era crear un ambiente en el que estos chicos pudieran tener las semanas de sus vidas. Vamos a recordar esto siempre, porque es historia», contaba un sonriente Luke Donald el domingo en la rueda de prensa posterior a la conquista de la Ryder Cup. En efecto, el triunfo de Europa en Bethpage State Park ya queda fijado en los anales del golf.
Mucha influencia en él ha tenido su capitán, responsable de la conformación de la mitad del equipo. Campeón en 2023, Donald siempre ha tenido la hoja de ruta clara de cara a la edición de este 2025: el bloque, con todo el mundo siendo importante pero entendiendo su papel en él, era la única vía para conseguir la victoria.
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Una de las grandes dudas que deja cada Ryder Cup es la de la selección de los seis jugadores elegidos por los capitanes. La de Europa, especialmente, despertó expectación porque había varias incógnitas. Pero Luke Donald, en su segunda Ryder, apostó por ‘su’ equipo, el que llevó a Europa a ser campeona en 2023. Tan solo varió la entrada de Rasmus Hojgaard, con billete directo, por su gemelo Nicolai.
No solamente importaban los números, sino también los intangibles. Por ello, por situaciones que muchas veces escapan a los números, el capitán mantuvo la confianza en los jugadores que le habían hecho campeón en 2023. El mayor ejemplo es su apuesta por un hombre como Matthew Fitzpatrick, con un balance muy negativo en ediciones previas. No solamente le volvió a llamar, sino que dio galones a todos sus jugadores y al mismo tiempo respetó los estatus de todos ellos.
Rory McIlroy, Jon Rahm y Tommy Fleetwood eran los líderes. Se lo habían ganado con sus resultados en el camino a la Ryder. Pero cada jugador era importante. Así lo sintieron ellos durante la semana: todos, salvo el ‘rookie’, puntuaron para Europa. Donald (también lo hizo Keegan Bradley con Estados Unidos) dio su oportunidad a los doce jugadores en los partidos por parejas, con el norirlandés, el español y el inglés presentes en todas las sesiones para llevar el peso del equipo. Los tres respondieron a lo grande.
Pero ahí estuvo otra de las virtudes de Donald: conseguir que todo el grupo aceptara el liderazgo de esos tres hombres para responder cuando llegara el momento. Otros jugadores con galones como Justin Rose o Shane Lowry tuvieron que jugar menos, pero no por ello bajaron su rendimiento: acabaron siendo igualmente decisivos para la conquista del torneo.
El cuarto capitán que reedita el título
La estrategia de Donald, el estudio de los detalles y el trabajo realizado para ver qué jugadores podían adaptarse mejor a cada tipo de situaciones han tenido un gran resultado para Europa. Los partidos por parejas fueron la clave del resultado final y en ellos el equipo azul fluyó a una, independientemente de la dupla o de la sesión en cuestión.
Han sido la clave de que los números hayan acabado respaldando a Donald. Estos, por supuesto, también tienen su implicación histórica correspondiente. Europa ha revalidado la Ryder Cup, pero también lo ha hecho su capitán. La historia demuestra que si es muy complicado ganar el torneo, todavía lo es más reeditarlo con el mismo capitán.
Donald es tan solo el cuarto líder que lo consigue en los noventa y ocho años de historia de la competición. Por parte de Estados Unidos lo hicieron Walter Hogan (1935 y 1937), Ben Hogan (1947 y 1949). En clave europea, tan solo lo había logrado Tony Jacklin (1985, 1987 y 1989). Hasta este 2025. Europa ya tiene a un segundo capitán en el Olimpo.
En parte, por su manera de llegar a los jugadores. Nada de polémicas, nada de quejas en ambientes en contra que han sido muy notorios. Pero sí mucha historia, que lo es todo en este torneo, como receta perfecta para la motivación. «Hemos hablado de todas las generaciones que nos abrieron el camino, igual que en el futuro las nuevas generaciones hablarán de estos chicos«, contaba Donald el domingo. «Por cómo lo han hecho, por cómo se han rehecho a este ambiente, el más duro en nuestro deporte», agradecía a su grupo.
Los chicos también lo tienen claro. El listón tras Roma 2023 estaba muy alto. El 2025 ha demostrado que las segundas partes también pueden ser más que buenas. El ‘two more years’ ha sido un grito al unísono en la celebración de la Ryder y el capitán no lo ha descartado.
Porque parece haber motivos de sobra para ello. Estrellas como Rahm han mostrado su profunda admiración por la profesionalidad con la que Donald ha ejercido su papel. El equipo ha sido una piña de principio a fin y la base parece estar más que asentada para 2027. Aunque, por supuesto, queda un mundo hasta entonces. Acabada la Ryder 2025, empieza la cuenta atrás hacia Irlanda. Pase lo que pase hasta ese momento, Luke Donald ya es historia de la Ryder Cup.