Stéphane Kellenberger, fiscal del Tribunal de Brest (Bretaña), ha abierto una información judicial sospechando que un buque cisterna ruso, el Boracay, con bandera de Benín, detenido ante el puerto de Saint-Nazaire, en el oeste de Francia (Loire Atlantique), podría formar parte de una « … flota fantasma» rusa que ha podido lanzar drones contra Dinamarca y otros países europeos.
Desde Copenhague, donde participa en la cumbre europea, Emmanuel Macron subrayó la tarde del miércoles la posible gravedad de la crisis: «La tripulación de ese buque cisterna ha cometido faltas graves que justifican el procedimiento judicial iniciado por el Tribunal de Brest. Debemos ser prudentes. Pero debemos investigar una amenaza potencial».
Un equipo de especialistas militares franceses «inspeccionó» la tarde del miércoles el Boracay, que también es conocido como ‘Pushpa’, sospechoso, de entrada, de «transportar petróleo ruso» entre el puerto ruso de Primorsk y un número impreciso de puertos del Índico, después de efectuar numerosas idas y venidas, sospechosas, por los mares del norte europeo y el Atlántico. Los especialistas galoes requisaron mucho material que será analizado meticulosamente en los laboratorios militares y detuvieron a dos miembros de la tripulación.
Según las primeras filtraciones policiales, el Boracay se encontraba próximo a las costas de Dinamarca, entre el 22 y el 25 del pasado mes de septiembre, cuando varios países europeos fueron víctimas de ataques de drones de «origen desconocido», cuando todas las sospechas acusan oficiosamente a la Rusia de Putin de utilizar una flota de navíos fantasmas para acosar a los países europeos con sus drones. Justicia y policía francesa se muestran muy discretos sin ocultar sospechas de gran calado sobre los servicios de seguridad ruso-putinianos.
En estrecha coordinación con las policías militares de Dinamarca, Suecia y Polonia, la fiscalía de Brest intenta confirmar sus sospechas sobre el posible origen «putiniano» de los drones lanzados contra los países del Este europeo por la «flota fantasma rusa», utilizando antiguos petroleros, eludiendo sanciones de la UE, convirtiéndose en una amenaza de nuevo cuño, creciente.
Lanzadores de drones
La justifica francesa sospecha que esa «flota fantasma» está integrada por varias decenas, quizá centenas de navíos, de muy diverso tonelaje según algunas fuentes, que trafican con petroleo entre Rusia y la India. Ese tráfico bien conocido pudiera ser la cobertura oficial de tráficos mucho más inquietantes: un número impreciso de esos navíos pudiera estar utilizándose para lanzar drones cuando cruzan las costas europeas.
Varios de los navíos de esa «flota fantasma» están equipados con dispositivos de comunicación que les permite cumplir misiones de «información» (espionaje civil y militar). Trabajando en colaboración con los servicios de seguridad suecos y polacos, los especialistas franceses sospechan que algunos de los navíos de origen ruso y bandera de muy distinto origen, han podido realizar medidas de espionaje «clásico», cuando navegan por aguas próximas a bases navales europeas.
Stéphane Audrand, especialista en riesgos y conflictos internacionales comenta de este modo los descubrimientos que están realizando la policías europeas: «Los aliados europeos quizá están afrontando una nueva forma de guerra hibrida, una suerte de «complemento» de la guerra clásica que la Rusia de Putin prosigue en Ucrania. Beneficiándose del alejamiento de Donald Trump de la seguridad europea, Moscú puede estar lanzando operaciones de nuevo tipo, que los aliados europeos descubren con relativo retraso».