Decidió ser un tipo honesto, huir de los micrófonos y dejar que el octágono hable por él. Cory Sandhagen (18-5, 8 KO) nada a contracorriente con todo aquello que las artes marciales mixtas estipularon de un competidor oficial en el pasado, cuando las peleas alcanzaban su culmen en las ruedas de prensa, antes de que la campana diera comienzo al pleito. El americano, uno de los protagonistas del UFC 320 de este fin de semana, pretende sorprender al mundo con una victoria ante Merab Dvalishvili (20-4, 3 KO), el mejor peso gallo de la historia para muchos expertos de la disciplina.

El ascenso de Sandman en la UFC fue todo un torbellino. Procedente de la promotora LFA, Sandhagen debutó ante Austin Arnett en junio de 2018, e inició un camino meteórico dentro de la compañía: en sus cinco primeros pleitos, el americano consiguió finalizar a tres de sus oponentes entre el primer y segundo asalto de contienda. Las peleas de la nueva estrella duraban muy poco y, quizá, la parte baja del peso gallo suponía un reto menor para la promesa.

Su primera derrota en UFC aterrizó de la mano de Aljamain Sterling, quien frenó en seco el ascenso de Sandhagen. Compañero de equipo y mejor amigo de Merab Dvalishvili, casualidades de la vida, el jamaicano sometió a Sandman en el primer asalto de contienda para endosar la segunda noche oscura de la carrera del estadounidense, en su segundo combate dentro de un evento numerado de la compañía de artes marciales mixtas más grande del mundo.

Sandhagen maduró pero, pese a regresar con dos tremendos combates ante Marlon Moraes y Frankie Edgar de manera respectiva, cayó en sus siguientes pleitos ante los ex campeones TJ Dillashaw y Petr Yan, todas por decisión al término de los asaltos reglamentarios del combate. Sin hacer mucho ruido y tras pasar casi desapercibido por los rankings del peso gallo de la UFC, el contendiente tenía claro que podía tener un gran papel, que sólo había caído con monarcas de su categoría. El techo de Sandman todavía no había llegado.

Song Yadong, Chito Vera y Rob Font pagaron los platos de las dos nuevas derrotas de Sandhagen en UFC. En un año natural, el estadounidense había despedazado a tres de los más importantes nombres de la división, y dejó bien claro que, aunque no tenía la misma capacidad de promoción o la habilidad en el micrófono que sus rivales, el octágono hablaba por él. Y eso era el factor más importante para su carrera deportiva.

En agosto de 2024, tras un año en el dique seco, Cory Sandhagen saltó para competir en una pelea eliminatoria para determinar el próximo retador al título ante Umar Nurmagomedov, el primo de Khabib. El americano cayó en las cartulinas de los jueces, pero dejó buenas impresiones al público y supo sacar las costuras del daguestaní, que sufrió durante todo el combate para amarrar al estadounidense a ras de lona y dominar en el pleito.

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Cory Sandhagen ha sido, durante toda su vida, el denominado ‘tapado’ de la división del peso gallo. Rápido, hábil y con un estilo peculiar, en el que es capaz de sacar y dibujar cualquier tipo de golpe en cada una de las diferentes situaciones de combate, el americano recibe ahora una oportunidad titular después de vencer a su primer campeón del mundo, Deiveson Figueiredo. No es el favorito, tampoco pretende serlo. Está acostumbrado a sorprender al mundo de las MMA, combate tras combate. Sandman es, sin ningún tipo de dudas, el denominado en el argot de la disciplina ‘dark horse’ de este UFC 320 en el T-Mobile Arena de Las Vegas.