“Para conocer a la gente hay que ir a su casa”, dilucidaba Goethe. Nuestros hogares hablan de quiénes somos, de nuestras filias y fobias y también de aquello que queremos proyectar. Pero, a pesar de todo, son muy pocas las viviendas que acaban convirtiéndose en manifiesto. Villa Josie ha adquirido el estatus, después de tres largos años de una complejísima reforma, de una gran performance vital. Villa Josie no es una casa cualquiera; es una suerte de “utopía solariega”, con ciertos “aires quijotescos” también, como admite su propietario, el televisivo José Fernández-Pacheco, comúnmente conocido como Josie –estilista, comunicador y esteta empedernido–, que ha transformado este caserón manchego del siglo XVIII (heredado de sus tías abuelas) en un templo donde la artesanía clásica y la contemporánea dialogan a la perfección con un despliegue de mobiliario de estilo alfonsino.