Cuando hablamos de contrarreloj, Remco Evenepoel vive en un permanente día de gloria

Hace nada lo vimos en Kigali, vestido con el arcoíris del cronómetro, llevándose su tercer Mundial contra el reloj consecutivo y, de paso, adelantando a Tadej Pogačar como si nada.

Y, pocos días después de disputar la ruta hasta el cabreo extremo –subcampeón mundial tras un desarrollo que todavía escuece–, va y se planta en Francia para recordarnos que cuando se habla de crono, él juega en otra liga.

En el Europeo de contrarreloj, 24 kilómetros entre Loriol-sur-Drôme y Étoile-sur-Rhône, el belga volvió a arrasar.

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Ni el viento, que soplaba de cara y lateral, ni el terreno casi plano con solo un repecho final, fueron excusa: sacó 43 segundos a Filippo Ganna, un Ganna que, en teoría, estaba ante un trazado perfecto para su potencia.

Ya son varios lo títulos que el italiano ha perdido ante el belga.

El danés Niklas Larsen completó el podio a más de un minuto.

Por detrás, los británicos Hayter y Tarling quedaron cerca, pero siempre con la sensación de ser figurantes en una película donde el protagonista tiene nombre y apellidos.

El paso atrás de Tarling este año ha sido evidente.

Lo más llamativo fue la puesta en escena: a los siete kilómetros ya había pasado por encima de Stefan Küng, especialista que hace tiempo no carbura.

La imagen de Evenepoel adelantando rivales como si fueran cicloturistas de domingo empieza a ser rutina.

Con esta victoria suma su segundo título europeo contra el crono, después del que consiguió en 2019, y ahora puede presumir de algo único: es campeón olímpico, del mundo y de Europa de contrarreloj al mismo tiempo.

Una triple corona que, a su edad, suena casi insultante para la competencia y que le pone muy arriba en la historia de la modalidad individual.

Remco, que no es de esconderse, ya piensa en el domingo, en la ruta continental, donde volverá a medirse con Pogačar, Vingegaard y compañía.

Pero más allá de lo que venga, la sensación es clara: estamos ante un ciclista que escribe historia a golpe de pedal, que convierte lo difícil en rutina y que, después de perder un Mundial en carretera, se levanta y responde con la contundencia de un campeón que no entiende la palabra derrota.

Mientras Pogačar escribe la historia gruesa, Evenepoel hace la suya.

Imagen: A.S.O./Billy Ceusters