El aeropuerto de Múnich ha tenido que suspender operaciones este jueves por la noche después de detectar la presencia de varios drones en su espacio aéreo. El cierre, que se inició a las 22:18 horas, ha obligado a cancelar 17 vuelos y a desviar otros 15 a Stuttgart, Núremberg, Viena y Fráncfort, medida que ha afectado a unos 3.000 pasajeros.
El cierre del segundo mayor aeropuerto de Alemania se ha producido después de que los controladores aéreos confirmasen la presencia de drones en el espacio aéreo germano, lo que supone un nuevo sobresalto en una semana marcada por los incidentes en Múnich: el lunes, en el inicio del Oktoberfest, la mayor fiesta de la cerveza del mundo, también tuvo que cerrarse durante más de ocho horas por una amenaza de bomba vinculada a un caso de violencia familiar en el norte de la ciudad.
Un fenómeno que se repite en toda Europa
Lo ocurrido en Baviera no se trata de un hecho aislado. Europa lleva meses encadenando incidentes con aeronaves no tripuladas que sobrevuelan aeropuertos, bases militares y edificios oficiales. Hace unas semanas, Dinamarca y Noruega cerraron durante horas sus aeropuertos ante la presencia de drones en su espacio aéreo que se atribuyó a un ataque coordinado. Y no son los únicos: al menos diez países europeos, desde Lituania y Polonia hasta Francia y Rumanía, han registrado episodios similares.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, sugirió que Rusia podría estar detrás de estas incursiones, aunque Copenhague no ha señalado oficialmente ningún responsable. Moscú, por su parte, lo niega. El propio Vladímir Putin ironizó este jueves asegurando que “no volará más drones sobre Dinamarca”, en una broma que apenas rebajó la tensión.
La amenaza de los drones también ha llegado a la agenda internacional y en Copenhague, en la cumbre de la Comunidad Política Europea, el foro que reúne a los líderes de la UE y a otra veintena de países del continente, ha respaldado la creación del «muro antidrones» contra los procedentes de Rusia, así como el refuerzo de la capacidad de defensa aérea, con Ucrania como primera línea de protección. “Cada euro o dólar enviado a Kiev es una inversión directa en seguridad para Europa”, defendió la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, en una comparecencia junto a Volodímir Zelenski, protagonista de la cita.
El cierre del aeropuerto de Múnich confirma que la aparición de los drones en el espacio aéreo europeo, han pasado de ser un problema aislado a todo un desafío continental. De los países bálticos hasta Alemania, pasando por el norte de Europa, la amenaza se repite y fuerza a los gobiernos a acelerar la creación de un escudo común. Baviera solo ha sido la última pieza de un tablero europeo en el que los cielos ya no se dan por seguros.