Realmente nuestra ruta elegida para pedalear ese día por Flandes, por esta provincia del Brabante Flamenco, fue la Horstroute, pero quisimos desviarnos para hacerle nuestro pequeño homenaje a Merckx cuando acaba de cumplir 80 años (el belga cuenta con su propia ruta, que desde junio ha duplicado su distancia: 150 km con más de 1.000 altimetrías). La ruta del Horst es una de las tantas que Flandes tiene preparada para el ciclista. El itinerario conduce, como su nombre indica, al castillo de Horst (del siglo XIII, rodeado de un bello estanque y un foso) en el este de Lovaina. Estamos en el llamado Hageland, una región de frondosos bosques de hayas y robles, viñedos, frutales, campos de trigo, maíz y cebada, cuervos planeando a lo Van Gogh y rincones de serenidad, como la antigua abadía benedictina de Vlierbeek, cuya historia se remonta al siglo XII. Es una de las muchas abadías con las que nos encontraremos en este viaje, formadas por recintos en los que se dispone una iglesia, huertos y jardines, un cementerio, posadas… Lugares en los que hacer un alto en el camino y relajarse a ritmo de carillón, el instrumento omnipresente en toda Bélgica que es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y que, al parecer, tuvo sus orígenes en Flandes.