Desde Buenos Aires hasta Europa, el arquitecto Marcelo Seia ha viajado por hoteles y viviendas, fijando su mirada en los detalles que pasan desapercibidos. Según él, tal y como cuenta en sus videos de YouTube, muchos baños europeos caen en el error de privilegiar la estética minimalista sobre la funcionalidad.

Uno de los puntos problemáticos: ese espacio vacío bajo el lavabo. Según Seia, «se desaprovecha el espacio debajo de la pica», y ese rincón podría servir para un cesto móvil de ropa, estantes extra o almacenamiento simplemente.

Para Seia, el diseño no debe sacrificar utilidad. En uno de sus vídeos, analiza un baño hotelero donde el vano bajo el lavamanos está vacío. Él propone diferentes soluciones con mobiliario ligero, cajas extraíbles o baskets con ruedas, una estrategia inteligente que no altera el diseño general pero sí maximiza su uso.

Una cocina reformada.

Además, el arquitecto subraya que este tipo de errores de diseño no ocurren solo en hoteles: muchas viviendas adoptan esos modelos sin cuestionar su eficiencia. Su enfoque invita a repensar cómo se dispone el mobiliario y qué tanto se prioriza la usabilidad frente al puro decorado.

El estilo minimalista, que ha dominado el diseño europeo, busca líneas limpias, superficies neutras y pocos elementos visibles. Eso puede resultar elegante, pero también puede eliminar oportunidades de uso.

Vivienda de estilo retro.

En consecuencia, Seia identifica que la presión por parecer «un baño de revista» lleva al diseño a ignorar necesidades prácticas.

Por ejemplo, muchos lavabos suspendidos tienen estructura que deja un hueco libre en la parte inferior. Ese espacio podría transformarse en un compartimiento oculto, cajonera discreta o mesita auxiliar. Seia lo considera una «zona desaprovechada», justamente en los lugares donde menos atención se pone.

Vivienda antigua.

Para él, no se trata de recargar el baño con trastos, sino de plantear usos con elegancia: almacenar productos de limpieza, toallas enrolladas o una cesta discreta. Sólo con ajustes sutiles se empata estética y función sin que el diseño pierda aire minimalista.

Una alternativa sugerida por Seia es un mueble de cajones diseñado a medida que encaje justo debajo del lavabo. Ese módulo puede tener ruedas o guías y quedar oculto a la vista. Así, el baño sigue limpio visualmente.

Un terreno.

Otra opción son las bandejas extraíbles, pequeñas baldas o «cajones flotantes» que se fijen a los laterales del mueble principal. Pueden salir solo cuando se usan y desaparecer cuando no. Esa idea combina discreción con practicidad.

También recomienda pensar en accesorios móviles: cestas con ruedas, cajas apilables o soluciones modulares que no requieren obra. Así, el intento de aprovechar ese espacio no se vuelve costoso ni invasivo.

Seia insiste en que el baño es una de las estancias más caras de la casa, por eso no conviene escatimar en tuberías, desagües o provisión de agua. Esa inversión técnica no es visible pero es clave para la durabilidad.

Para él, la ducha suele ser preferible a la bañera en muchas reformas: ocupa menos espacio, implica menor costo y facilidad de accesibilidad. Esa estrategia permite ahorrar metros y recursos sin perder estilo.

También aconseja no dejar que las modas inflen precios: elegir sanitarios de buena calidad, comparar diseños y preferir materiales naturales accesibles. Con criterio es posible un baño moderno, funcional y duradero, sin que el espacio bajo el lavabo quede olvidado.

En definitiva, el análisis de Marcelo Seia a los baños en Europa no es solo un señalamiento: es una invitación a rediseñar con conciencia. Ese hueco bajo el lavabo puede convertirse en aliado si lo vemos como una oportunidad. Más allá del minimalismo extremo, arquitectura e interiorismo deben dialogar en la vida diaria.