Es la mejor temporada de Carlos Alcaraz como profesional. A sus 22 años ha encontrado una madurez tanto deportiva como mental impropia para alguien de su edad, y a la vista están los increíbles resultados que sigue consiguiendo cada vez que se lanza a la cancha.

El tenista murciano acaba de proclamar su dominio en el ATP 500 de Tokio con otra actuación sensacional. Cinco victorias y un único set cedido para estrenarse en Japón, donde nunca antes había jugado. Su victoria ante Fritz fue el colofón a otra gran semana de tenis.

Alcaraz ha encontrado el método perfecto para mantenerse competitivo durante todo el año. Si uno repasa sus éxitos de esta temporada se puede encontrar títulos cosechados desde febrero hasta septiembre, con innumerables victorias entre medias, algo que habla a las mil maravillas de su nivel sostenido.

Carlos Alcaraz, con el título de Roland Garros 2025

Carlos Alcaraz, con el título de Roland Garros 2025

Europa Press

El murciano ha ido perfeccionando con el paso del tiempo un método para estar fresco y concentrado. Y en ello tiene mucho que ver el hecho de elegir con mucho mimo y atino los torneos a los que va, y también disfrutar de momentos necesarios de desconexión.

Todo ello influye también a la hora de mitigar el riesgo de lesiones, algo que en los últimos años ha lastrado a los grandes nombres del tenis. 

La selección de torneos

La planificación de Carlos Alcaraz tiene mucho que ver en el buen rendimiento que está ofreciendo esta temporada. El hecho de elegir de manera cautelosa el lugar en el que competir, y sobre todo saber decir «no» a determinados torneos, ha repercutido de manera muy positiva en su tenis.

El murciano y su equipo han aprendido que no hay que ‘quemarse’ ni forzar por estar en todos los torneos. Es mejor jugar menos y mejor. Así el cuerpo estará mejor conservado y la mente no se saturará tan pronto.

Carlos Alcaraz, con el trofeo del ATP 500 de Tokio

El vivo ejemplo de ello es la reciente renuncia a disputar el próximo Masters 1.000 de Shanghái. «Tras hablarlo con mi equipo, creemos que la mejor decisión es descansar y recuperar», así de claro justificó el número 1 su ausencia en China. 

Además, Alcaraz tiene claro que lo que debe primar en su carrera son los Masters 1.000 y especialmente los Grand Slams. Esta temporada apenas ha jugado ATP500 y no ha bajado al escalón inferior, como sí hizo otros años en Buenos Aires.

La desconexión necesaria

Un tipo tan familiar como Carlos Alcaraz valora el tiempo de desconexión como nadie. Los deportistas de élite pasan mucho tiempo fuera de casa entre viajes, competiciones y concentraciones, así que los escasos momentos de disfrute personal son cada vez más preciados.

En este equilibrio entre el ocio, el descanso y el cuidado para la alta competición ha sabido moverse perfectamente Carlos Alcaraz. Y seguro que no ha sido nada fácil para él.

Carlos Alcaraz hablando con el juez de silla en la final del Open de Tokio

Este año tuvo que renunciar a participar en el Masters 1.000 de Madrid. Una decisión sin duda dolorosa que además dejó al torneo sin la gran estrella a la que todos querían ver. Sin embargo, prefirió no forzar para cuidarse y poco después acabó ganando Roland Garros.

Tampoco jugó el Masters 1.000 de Canadá y ahora renuncia al de Shanghái. Todo ello para no llegar lastrado al final de la temporada.

Pero más allá del reposo físico, el tenista ha tenido tiempo para esa desconexión mental tan necesaria. Pasajes como sus famosas vacaciones en Ibiza rodeado de su círculo más íntimo han sido momentos fundamentales esta temporada, tanto o más como los entrenamientos tan duros.

Carlos Alcaraz, tras torcerse el tobillo en su partido contra Báez en Tokio

Carlos Alcaraz, tras torcerse el tobillo en su partido contra Báez en Tokio

EFE

Aquel descanso se produjo justo tras ganar su segundo Roland Garros y le sirvió para recargar pilas antes de la gira de hierba. Lo que sucedió después es historia, la victoria en Queen’s y la final perdida en Wimbledon ante Sinner. 

Alcaraz y su equipo parecen haber encontrado el equilibrio necesario y aplican un método que evita las desconexiones del tenista en pleno partido. Ahora se ha convertido en una máquina casi perfecta de ganar y arrasa con todo lo que se le pone a su paso.