El valor y la resistencia de los toreros es indiscutible, se esté o no de acuerdo con lo que hacen cada vez que se ponen delante de un astado de media tonelada. El diestro cacereño Emilio de Justo ha vuelto a demostrarlo: este viernes cortó dos orejas a su segundo, del hierro de Victoriano del Río, tras haber sufrido un fuerte golpe en el primero, que le dejó a los pies del morlaco y segundos más tarde en la enfermería. La faena y la gallardía le valieron la quinta Puerta Grande de su carrera en Madrid, el mayor premio que puede tener cualquier torero.

Pero la cogida de esta Feria de Otoño no se ha saldado sin consecuencias. Muy al contrario. Emilio de Justo ha sido sometido en las últimas horas a una radiografía y un TAC que confirman las fracturas de la sexta y la séptima costilla izquierda, presentando una de ellas un leve desplazamiento; y fisuras de la octava y novena costilla izquierda.

El diestro sale a hombros tras la corrida de la Feria de Otoño.

El diestro sale a hombros tras la corrida de la Feria de Otoño. / Borja Sánchez-Trillo / Efe

«Por recomendación médica, Emilio de Justo se ve en la obligación de dar por finalizada la temporada 2025 en Europa, al no poder cumplir con los compromisos que tenía previstos en el mes de octubre», explica su equipo en un comunicado. En los próximos días, comenzará la rehabilitación, «con el objetivo y deseo de estar plenamente recuperado de cara al inicio de su temporada americana, que comenzará el 1 de noviembre en Tlaxcala (México)».

Y es que Emilio de Justo, protagonizó este viernes en Madrid una de las tardes más importantes de su temporada. Tras la «paliza» que le propinó el primer toro de la tarde, y tras permenecer en la enfermería, el diestro decidió, contra las indicaciones médicas, haciendo gala de su entrega y compromiso con la afición madrileña, volver al ruedo para culminar una actuación heroica y muy personal, logrando abrir por quinta vez la puerta grande del templo del toreo.