– Bastante atípico. Desde los 19 tengo una cuenta de poesía en Instagram: @universotrasella. Al principio subía poemas muy cursis, casi como esas frases de (los chocolates) Dos Corazones. Pero, por suerte, siempre fui muy descarada. Digo por suerte, porque estoy muy contenta de haberme atrevido. A los 23 empecé el taller de Pablo y empecé a notar una mejora en lo que escribía, que vino de la mano de mis primeros libros de poesía: Roberto Juarroz, Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño, Alfonsina Storni… Fueron mis primeras lecturas profundas. Nacho Jurao -en ese entonces editor de Gerania- empezó a seguirme en Instagram y me escribió con la propuesta de hacer un libro. Yo tenía un montón de poemas escritos, así que “Al cielo al revés” fue una recopilación de todos esos años de trabajo. Por eso fue un proceso poco convencional. El libro no nació de un proyecto planificado, sino del deseo de poner en papel todo lo que ya venía escribiendo. Y, sin embargo, cuando uno lo lee, no parece desordenado. Hay un hilo conector.