El 5 de octubre de 2015 -el domingo próximo se cumplirán diez años- moría la dramaturga y actriz Ana Diosdado. Tenía 77 años. Durante una reunión de la Junta Directiva de la SGAE, entidad que había presidido entre 2001 y 2007, sufrió un desvanecimiento … del que ya no se recuperó; padecía una leucemia crónica y había sufrido un derrame cerebral un par de años antes, a pesar de lo cual continuaba en activo.

Para recordar la efeméride y, sobre todo, la figura de Ana Diosdado, la SGAE y la Academia de las Artes Escénicas de España -que nombró a la autora académica de honor- han organizado un homenaje que se celebrará en la Sala Berlanga de Madrid entre el martes 30 de septiembre y el domingo 6 de octubre. El programa incluye las lecturas dramatizadas de tres de sus obras teatrales -‘Los ochenta son nuestros’, ‘Olvida los tambores’ y ‘Los Comuneros’- y la proyección de dos películas: ‘Algo amargo en la boca’, de Eloy de la Iglesia, y ‘Las llaves de la independencia’, de Carlos Gil (en la primera participó como guionista, y la segunda cuenta con guion de la autora basado en una novela suya).

Reparto original

Los ochenta son nuestros‘ contará con dirección de Daniel Diosdado, sobrino de la dramaturga, y un reparto en el que están casi todos los intérpretes que estrenaron la obra en enero de 1988: Lydia Bosch, Toni Cantó, Víctor Manuel Dogar, Amparo Larrañaga, Iñaki Miramón, Juan Carlos Naya y Flavia Zarzo, a los que se suma Pere Ponce (Luis Merlo, que estuvo en aquel reparto, no puede estar en la lectura al tener ese mismo día función de ‘Un dios salvaje’).

Emilio Gutiérrez Caba, que formaba parte del elenco que estrenó ‘Olvida los tambores‘ en 1970, dirige la lectura de esta obra, que será interpretada por María Adánez, Adrián Alonso Daza, José Bustos, Fernando Cayo, Marta Gutiérrez-Abad, Daniel Ortiz y Ángel Ruiz. Y finalmente, ‘Los Comuneros‘ contará con la dirección de Pilar Valenciano al frente de Eduardo Aguirre, José Luis Alcobendas, Mario Alonso, Pablo Barquilla, Javier Collado Goyanes, Manuela Collado, María José Goyanes y Pepe Sevilla.

La iniciativa del homenaje partió de Daniel Diosdado -director y productor cinematográfico e hijo de Enrique Diosdado, hermano de la autora- y del productor Salvador Collado. La SGAE -Ana Diosado fue la primera mujer que presidió esta institución- recogió el guante y se conformó el programa. «Yo tenía claro que quería dirigir una de las lecturas, bien la de ‘Los ochenta son nuestros’ o bien la de ‘Olvida los tambores’».

Éxito absoluto

Finalmente se decidió por la primera. «En primer lugar -explica Daniel Diosdado a ABC- por razones personales; la vi con 15 o 16 años y la recuerdo con mucho cariño; me impactó además el éxito que tuvo». El actor Iñaki Miramón lo refrenda. «Entonces no existía internet y la gente tenía que comprar las entradas en la taquilla; y las colas que se formaban en el teatro Infanta Isabel doblaban la calle Barquillo y llegaban por la calle Prim hasta la sede de la ONCE. Y en las giras igual, estaban los teatros llenos fuéramos donde fuéramos».

Pero hay razones teatrales también en la elección del título, una obra que presenta a un grupo de jóvenes en la mañana del último día del año. La pandilla prepara la fiesta de Nochevieja en un garaje convertido en bar. Son todos jóvenes de buena familia, de buena posición, se conocen desde siempre, aunque cada uno es una caja de sorpresas para el otro; los problemas que se plantean son los habituales en un grupo como el suyo: amores y desamores, manías, celos… Hasta que aparece en escena un elemento discordante. un chico distinto, y el conflicto se enciende. Cada personaje saca entonces a relucir sus virtudes. sus defectos, sus miedos, su realidad.

Vigencia y sentido del humor

«Al releer la obra -dice Daniel Diosdado-, comprobé que, aunque habla de una época muy concreta, la de finales de los años ochenta, trata de la sociedad contemporánea, y presenta problemas que no se han superado y siguen abiertos; desgraciadamente, siguen vigentes». Lo confirma Miramón: «Han pasado casi cuarenta años, pero tiene una vigencia increíble y mantiene su frescura en cuanto a ritmo, a escenas, a personajes…»

Cuando se le pregunta al actor por una anécdota de aquellas representaciones, ríe al recordar una función de un día de los Santos Inocentes. «Luis [Merlo] aparecía en escena diciendo ‘Ya estoy aquí’ mientras bajaba unas escaleras… Pues aquel día bajó -nosotros no lo sabíamos- con una lechuga en la mano, y mientras hablaba se hacía una ensalada. No solo hay que tener un gran sentido del humor, también un gran talento, y Luis lo tiene».

El sentido del humor, dice su sobrino, lo tenía también Ana Diosdado. «Era muy divertida; también muy culta -yo la recuerdo casi siempre con un libro en las manos, devoraba los libros-. Tenía también mucho carácter, era una mujer muy firme». «Cuando hacíamos ‘Decíamos ayer’ -recuerda Iñaki Miramón-, una obra que ella mismo escribió y dirigió, bromeábamos mucho con vacas [en la obra se mencionaba este animal de manera simbólica] y nos reíamos mucho, y un día me regaló un sujeta-puertas que era una vaca. Era una mujer muy detallista… También muy inteligente, tenía una gran preparación intelectual. Hablar con ella era muy gustoso, y resultaba muy fácil hacerlo, era alguien muy cercano».

«Como dramaturga -concluye Daniel Diosdado- me admira que trató muchos géneros: escribió comedias, drama, obras de fantasía… que no eran habituales en el teatro comercial. Me llama mucho esa diversidad, y los personajes que habitan sus obras; son personajes empáticos, con muchas capas, con los que es fácil identificarse. Y a través de esa intimidad, esa cercanía de sus historias, muchas veces pequeñas, hablaba de grandes temas. Pero siempre sin pretensión y sin querer hacer una revolución».