Sábado, 4 de octubre 2025, 00:19

‘Alepoko zazpi pedriatrak’ es el título de la más reciente publicación del escritor ermuarra Txabi Arnal, una obra de literatura infantil coescrita con Edu Zelaieta, con mucho tacto y maestría, precisamente por estar dirigida a niñas y niños, y brillantemente ilustrada por Raquel Samitier. Este libro, la sexta colaboración entre Arnal y Zelaieta y la quinta con la editorial Elkar, se sumerge en una de las realidades más crudas de la guerra, transformándola en una narración agridulce con un mensaje esperanzador.

La génesis de ‘Alepoko zazpi pedriatrak’ se remonta a una noticia real de gran impacto, que Edu Zelaieta compartió con Txabi Arnal, alrededor del año 2017. La noticia versaba sobre la muerte del último pediatra de Alepo, Mohammed Wasim Moazek, acaecida tras un bombardeo del hospital Al Quds. Este trágico suceso inspiró a los autores a crear esta obra que, aunque aborda una realidad terrible, se enfoca con un punto de vista positivo.

Conocer la realidad, pero sin rebasar la capacidad de resistencia

Txabi Arnal describe este proyecto como un gran reto, «en el que encontrar el modo de presentar un tema tan duro y tan triste a la literatura infantil y, por ende, a los niños y niñas». Los autores fueron meticulosos en su enfoque, conscientes de la sensibilidad de su audiencia. «Lo teníamos muy claro, teniendo en cuenta que la capacidad de resistencia de los niños y niñas ante temas tan duros es limitada y no podemos rebasarla porque sino estaríamos haciéndoles daño». La convicción de Arnal es que los niños «tienen todo el derecho a conocer la realidad, pero debemos presentársela sin rebasar su capacidad de resistencia», detalle el escritor ermuarra. Para lograr este equilibrio, la obra está estructurada con una entrada y salida y siete capítulos, cada uno dedicado a un pediatra, que funcionan como una cuenta atrás hasta el último médico infantil real, el Dr. Moazek.

Equilibrio entre dulce y agrio

El libro emplea un mecanismo narrativo de episodios «agridulces» para mantener la esperanza sin ignorar la realidad. detalla el escritor ermuarra.

Cada capítulo presenta «una fantasía, una aventura, tiene también algún punto de humor», pero concluye con un «final doble o agridulce». El lado «agrio» es la muerte del pediatra, mientras que el «dulce» se encuentra en la certeza de que «los niños van a seguir adelante y con un nuevo aprendizaje muy valioso para la vida, que les ha transmitido ese pediatra». Es en este cruce de caminos donde «buscamos dejar el mensaje de que a pesar de todo lo que trae la guerra es posible la paz».

Un esfuerzo coral y colaborativo

Arnal subraya la naturaleza colaborativa de esta publicación, destacando la implicación de todo un equipo. «Es un libro muy elaborado, dentro de su simpleza», afirma. La labor de la ilustradora pamplonesa, Raquel Samitier, fue crucial. «Ha sabido leer y ha jugado en la ilustración con lo áspero y lo dulce en sus texturas, como nosotros mezclamos lo agrio y lo dulce en el texto».

El autor destaca que esta fue una experiencia de trabajo única. «También hemos tenido la implicación directa de nuestra editora, Aintziñe y del maquetador, Unai. Después de la cantidad de obras de literatura infantil que he publicado es la primera que he trabajado con tanta gente, antes de verla maquetada».

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