Los astrónomos detectaron un fenómeno en Cha 1107-7626, un planeta errante ubicado a 620 años luz de la Tierra, que devora 6600 millones de toneladas de gas y polvo por segundo. Este crecimiento, observado con el telescopio espacial James Webb y el Very Large Telescope de Chile, representa la velocidad de absorción más alta jamás registrada en un cuerpo celeste.

Ubicado en la constelación de Chamaeleon, Cha 1107-7626 posee entre cinco y diez veces la masa de Júpiter, y continúa en crecimiento segundo a segundo, de acuerdo con una investigación publicada en The Astrophysical Journal Letters. Los astrónomos estiman que tiene entre uno y dos millones de años, lo que, en términos cósmicos, lo convierte en un planeta en plena relativamente nuevo.

Los astrónomos calculan que el planeta errante tiene entre 1 y 2 millones de años, lo que, a escala cósmica, lo sitúa en plena infanciaNASA

Su desarrollo se debe a un disco de gas y polvo que lo rodea y se precipita constantemente sobre él en un proceso conocido como acreción, aunque la velocidad con la que el cuerpo celeste absorbe material varía de forma inesperada, según señalaron los autores del estudio.

Por medio de observaciones del Very Large Telescope en Chile y del telescopio espacial James Webb, los astrónomos descubrieron que Cha 1107-7626 atraviesa un estallido de crecimiento: en cuestión de meses pasó a acumular material ocho veces más rápido y actualmente absorbe gas y polvo a un ritmo de 6600 millones de toneladas por segundo, según detalló CNN.

Los investigadores señalaron que las recientes observaciones apuntan a que incluso cuerpos con una masa muy inferior a la de las estrellas, como este planeta errante, que posee menos del 1% de la masa solar, pueden generar campos magnéticos capaces de impulsar su propio desarrollo.

El origen de los planetas errantes todavía genera debate entre los astrónomos. Algunos podrían ser planetas expulsados de la órbita de sus estrellas por la influencia gravitacional de otros cuerpos, mientras que otros serían objetos de baja masa formados de manera similar a las estrellas. En el caso de Cha 1107-7626, los científicos consideran que pertenece a esta segunda categoría.

“Este objeto probablemente se formó de una manera similar a las estrellas, a partir del colapso y fragmentación de una nube molecular”, afirmó Aleks Scholz, coautor del estudio y astrónomo de la Universidad de St. Andrews en Escocia.

Los astrónomos indicaron que el origen de este cuerpo podría deberse a que se formó como un objeto de baja masa, de manera similar a las estrellasNASA

“Nos sorprende lo mucho que la infancia de los objetos de masa planetaria flotantes libres se parece a la de estrellas como el Sol”, comentó Ray Jayawardhana, rector y profesor de física y astronomía en la Universidad Johns Hopkins.

El experto afirmó que los nuevos hallazgos destacan la similitud entre algunos objetos comparables a planetas gigantes y las estrellas. Según señaló, estos cuerpos se forman de manera similar a partir del colapso de nubes de gas y polvo con discos propios, y atraviesan episodios de crecimiento semejantes a los de las estrellas recién nacidas.

Al comparar los nuevos datos con registros anteriores, el equipo descubrió que el planeta ya había presentado un episodio de alta velocidad de crecimiento en 2016, lo que sugiere que podría atravesar brotes recurrentes de expansión acelerada. En la actualidad, los investigadores buscan determinar cuánto duran estos estallidos y con qué frecuencia se producen.

Los científicos encontraron que el planeta ya había experimentado un episodio de rápido crecimiento en 2016, lo que sugiere que podría atravesar brotes recurrentes de expansión aceleradaNASA

“De eso podemos averiguar cuánto contribuyen realmente al crecimiento, o qué está desencadenando estos fuertes brotes de acreción. El hecho de que veamos brotes de acreción en una gama tan amplia de objetos debe decirnos algo. Aún no estamos seguros de qué es”, señaló Scholz.

Para entender mejor estos fenómenos y su impacto en el desarrollo de los planetas errantes, la Dra. Núria Miret Roig, profesora asistente en el departamento de física cuántica y astrofísica de la Universidad de Barcelona, en España, explicó que “es esencial complementar este tipo de trabajo con estudios sobre su abundancia, composición atmosférica y la presencia y propiedades de discos y compañeros circundantes”.