Ryū Murakami es uno de los grandes exponentes del thriller japonés, y este libro –que nada tiene que ver con la gastronomía– despeja cualquier interrogante al respecto. La trama retrata la cara más sórdida de Tokio, cuyo epítome se esconde en Kabukichō, el barrio rojo de la ciudad japonesa. Kenji, un joven guía turístico nocturno, se embarca, casi fortuitamente, en un desagradable episodio laboral con Frank, un escalofriante turista estadounidense que le contrata durante las tres noches previas a Año Nuevo, justo cuando un asesino en serie aterroriza la ciudad.

Es preciso advertir que esta narración no es apta para lectores sensibles, pues es perturbadora y excesivamente explícita, con algunas grotescas descripciones e instantes que son puro gore. Dejando la crueldad a un lado, Sopa de miso logra mantener al lector en una tensión sostenida mientras aborda temas como las expectativas laborales, la desigualdad social, la soledad y, sobre todo, el choque cultural y moral. Además de hacer una caricatura grotesca del turista insolente, ese que viaja hasta el otro lado del mundo movido por una quimera de superioridad cultural que, sin embargo, revela una profunda ignorancia y desconexión emocional.