Con un gran ambiente festivo y unos tendidos prácticamente llenos, la Plaza de Toros de Villena se convirtió en el gran escenario de la esperada final del Circuito Valenciano de Novilladas. Los tres protagonistas trenzaron el paseíllo desmonterados, pero luciendo con orgullo su presencia en la final. La tarde fue intensa, emocionante y viva, muy viva. A destacar por delante la imponente presentación de la novillada. Muy seria, muy cuajada, muy hecha y con mucha plaza. Así cumplió Daniel Ramos con la primera premisa de todo ganadero.

El barcelonés Mario Vilau, triunfador del circuito valenciano de novilladas

El barcelonés Mario Vilau, triunfador del circuito valenciano de novilladas

Abrió la tarde el chivano, Simón Andreu, torero completo que supo llenar el escenario en sus dos novillos. Recibió al primero a portagayola, a lo que siguieron dos largas afaroladas. Más tarde, en banderillas supo calentar a la parroquia con tres pares más voluntariosos que resueltos, pero igualmente celebrados. Tras brindar a su compañero, Samuel Navalón y ya con la muleta en la derecha buscó siempre la colocación y el trazo largo. Este fue un novillo al que había que poderle desde el inicio y así lo fue haciendo Andreu. La muleta siempre puesta por delante fue uno de los aciertos de la faena. El novillo no dejó de embestir por los dos pitones, aunque fue acortando el recorrido según avanzó la faena. Se perfiló en la suerte contraria y dejó media estocada arriba que fue suficiente. José Antonio de la Dueña le concedió la primera oreja de la tarde.

Con el cuarto, Andreu salió arrebatado y queriendo más que nunca. Fue este un novillo más bajo al que no le sobraban las fuerzas. Simón Andreu cuajó en banderillas un gran tercio, con un cuarto par partiendo los palos y citando de rodillas. Los tendidos vibraron a grito de torero, torero. Brindó al público e inició de rodillas citando desde los medios. Este novillo tuvo menos fuerza pero más entrega y calidad en la embestida. Provisto de una gran fijeza, el novillo siempre tomó la muleta por abajo y con repetición. Buen novillo este cuarto al que Simon Andreu lo toreó bien por ambos pitones, especialmente por el derecho. El novillo, que además fue noble tuvo una gran duración y mucha profundidad en la muleta. Simón Andreu lo mató de una estocada arriba y logró desorejarlo. El novillo fue premiado con la vuelta al ruedo, bien visto por el presidente, José Antonio de la Dueña. La vuelta al ruedo fue compartida con el ganadero y con el mayoral. La tarde, en este punto ya era una fiesta total.

Mario Vilau, fiel a su concepto no defraudó. Recibió al segundo novillo con el capote a la espalda y sufrió una tremenda voltereta que le dejó visiblemente conmocionado. Lo mejor vino con la muleta y en especial con la mano izquierda. A este segundo novillo le faltó ritmo en la embestida, todo el que le puso Vilau, que toreó templado, pulseando y con gusto, una versión mucho más depurada que combina a la perfección con su valor natural. No faltaron los desplantes y los arrimones, pero la versión de toreo clásico de Vilau gusta tanto como sus arrimones. Mató de una estocada delantera y de un certero golpe de descabello. Cortó dos orejas y puso todavía más cara la tarde.

Con el quinto novillo se fie a la puerta de toriles para más tarde, torear de rodillas con el capote, otra declaración de intenciones del novillero barcelonés. Brindó el novillo a la secretaria autonómica de Cultura, Pilar Tébar y a la radio televisión pública valenciana, À Punt por la labor de difusión y promoción de la tauromaquia. Con la muleta vimos a un Mario Vilau mucho más relajado, sereno y templado, mostrando su calidad como torero ante un entregado novillo de Daniel Ramos. No falto tampoco el toreo de rodillas y el arrimón, pero este novillo sirvió para elevar el estatus de este joven torero. Novillo noble, entregado y enclasado al que Vilau recetó una soberbia estocada, una de las mejores de la tarde. Cortó otras dos orejas, sumando cuatro en su tarde.

El tercer novillo fue ovacionado de salida. Serio, cuajado, rematado y hondo, un toro. Lo lució a la verónica Juan Alberto Torrijos con gusto y torería. En banderillas saludó el portugués Felipe Gravito, que cuajó un gran tercio. Con la muleta, comenzó obligando al novillo por abajo, justo el inicio que precisaba el de Daniel Ramos. Torrijos mostró lo mejor de su toreo, quietud, gusto con la muleta y sabor añejo. No fue este un novillo sencillo ya que había que llegarle mucho y provocar en cada cite. Torrijos siempre buscó el pitón contrario y semántico firme en cada serie. Especialmente lúcidas fueron las tandas al natural. Se perfiló en la distancia corta y dejó una estocada arriba. Cortó dos orejas.

También escuchó palmas de salida el novillo que cerró plaza. Más tarde su comportamiento no gustó tanto. La poca fuerza lo condicionó todo. Torrijos lo toreó con la muleta a media altura y con remates por arriba y así, poco a poco fue estructurando la faena. El buen trato hizo que la faena fuera a más logrando series lucidas por el pitón izquierdo, toda una demostración de dominio técnico y oficio. Fue una faena con menos eco en los tendidos pero muy sólida, que deja ver a un torero con futuro. Mató de una estocada entera tras un pinchazo y cortó una oreja.

Al final, la tarde nos dejó un gran sabor de boca y un público que salió con ganas de más. Esta segunda edición del Circuito Valenciano ha subido el nivel de los toreros, de los novillos y por consiguiente de la emoción. Buen trabajo de la Fundación Toro de Lidia y de la Generalitat Valenciana, que han sido capaces de mejorar lo que ya estaba bien hecho.