Objetos cotidianos como un tenedor o una taza de café, elementos de la naturaleza como una piña seca o varias hojas caídas de los árboles, materiales como cartón o algodón. Piedras, conchas, guantes de goma, trozos de madera… Piezas aparentemente inservibles han sido pura inspiración estos días para los participantes —niños y niñas de entre seis y 16 años— del taller de fotografía y poesía visual desarrollado en la Biblioteca Pública de Zamora.

Una propuesta que también les ha servido para conocer a una de las figuras más destacadas de la fotografía de las últimas décadas en España, capaz de traspasar fronteras con sus originales imágenes: Chema Madoz. Un verdadero artista que a través de su objetivo tiene el don de dar una segunda vida a todos estos elementos y convertir una nube en la copa de un árbol desnudo, una sombra en unas escaleras imaginarias, una piedra en un cactus sin espinas, un cubito de hielo en un regalo efímero, media pera en una bombilla o una alcantarilla en escurreplatos.

Una de las imágenes creadas con dos sencillas hojas de árbol. | EMMA V. DÍAZ

Una de las imágenes creadas con dos sencillas hojas de árbol. | EMMA V. DÍAZ

La monitora del taller «Un poema visual de foto», Rosa Encinas —acompañada por Arturo Ledesma— comenzaba precisamente hablando a los participantes de la ingente obra del fotógrafo madrileño, enseñándoles todos estos impactantes ejemplos visuales de su trayectoria profesional para que, primero, entendieran su particular estilo y, segundo, se inspiraran en esta manera de trabajar para imitar al maestro y, utilizando su imaginación infantil y juvenil, crear sus propias propuestas con tanta materia prima desperdigada por las mesas de la sala.

Rosa Encinas muestra a los participantes las obras de Chema Madoz. | EMMA V. DÍAZ

Rosa Encinas muestra a los participantes las obras de Chema Madoz. | EMMA V. DÍAZ

«A los más pequeños les cuesta quizá un poco más, porque Chema Madoz juega con el simbolismo y con las metáforas, por eso tardan en entrar en el juego, aunque les encanta el tema de la combinación de diferentes elementos, de los encuentros de cosas extrañas. Así que, al final, disfrutan mucho», reconoce Encinas, quien diferencia esta forma de actuar con la de los participantes mayores. «Tienen mucho más trabajado el lenguaje metafórico y se puede jugar mucho más con ellos».

Lenguaje particular

La monitora se muestra «sorprendida» por lo mucho que han disfrutado —pequeños y adolescentes— viendo fotografías de Madoz mientras les explicaba su particular lenguaje. «Eso les puede abrir las puertas para que también se interesen por visitar exposiciones fotográficas en los museos», sugiere.

Selección de elementos para que los niños y niñas crearan sus obras. | EMMA V. DÍAZ

Selección de elementos para que los niños y niñas crearan sus obras. | EMMA V. DÍAZ

Tras la teoría, llegaba la parte práctica, empezar a jugar con la combinación de objetos. «Engancha bastante», asegura Encinas, quien propuso a los participantes diferentes juegos, empezando por la combinación del propio cuerpo con algún objeto, para pasar por la búsqueda de la vida secreta de esas piezas y finalizar con el encuentro de dos elementos que terminan fusionándose, de donde salieron las fotografías finales.

Algunos portando las piezas creadas como recuerdo, la despedida de este taller es solo un punto y seguido, puesto que «Un poema visual de foto» forma parte de la nueva edición del Festival de Teatro en Miniatura Mamut, que alcanza ya su cuarta edición. Las imágenes tomadas por Arturo Ledesma en estos dos días de aprendizaje formarán parte de una muestra, que se inaugurará en la segunda planta del Museo Etnográfico de Castilla y León en Zamora, y que podrá visitarse a partir del próximo 19 de agosto. Hasta el 14 de septiembre, estos pequeños artistas zamoranos podrán presumir de sus creaciones en la que será su primera exposición, como auténticos alumnos aventajados de Chema Madoz.

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