06/10/2025


Actualizado 07/10/2025 a las 01:01h.

El mercado inmobiliario español atraviesa desde hace años una encrucijada que afecta de lleno a la vida de miles de familias. Comprar un piso en una gran ciudad se ha convertido, para muchos, en un imposible. La subida del precio por metro cuadrado, las exigencias de las entidades financieras y la inestabilidad económica dibujan un escenario en el que el sueño de acceder a una vivienda en propiedad parece cada vez más lejano. Madrid es uno de los ejemplos más evidentes, incluso en barrios tradicionalmente más asequibles, como Usera, las cifras resultan desalentadoras. Para demostrarlo, Álvaro Barco, periodista, politólogo y viajero, decidió recorrer este distrito y mostrar a través de sus redes sociales qué tipo de pisos se pueden encontrar por menos de 160.000 euros. El resultado, como él mismo avisa, es para «alucinar».

«Vamos a ver qué piso te puedes comprar en Usera por menos de 160.000 euros», arranca el creador de contenido en su recorrido, consciente de que la cifra, aunque elevada, se sitúa muy por debajo de la media de la capital.

Antes de comenzar el repaso, el periodista recuerda un detalle crucial que muchos aspirantes a propietarios olvidan: «Recuerda que para comprarte un piso de ese precio, tienes que tener más o menos ahorrados 48.000, 50.000 euros, para el 20% de entrada y los gastos, y tener una nómina de 1.800 euros netos al mes que se traducen en unos 28.000, 30.000 euros brutos anuales». Es decir, aunque el precio pueda parecer al alcance de algunos bolsillos, la realidad es que la barrera inicial de entrada ya excluye a gran parte de la población.

@alvaro95barco EL FINAL TE DEJARÁ EN SHOCK. Está búsqueda de piso en Usera asusta al miedo. ¿Por qué he puesto el límite en 160.000 euros? Porque, más o menos, es el máximo que podría permitirse alguien con una nómina de 1.700-1.800 euros limpios mensuales (28.000-30.000 euros), un salario que incluso en Madrid es complicado de encontrar. Porque, a priori, no deberías gastarte más del 30-35% de tu nómina en la hipoteca si quieres obtenerla. Todo ello, contando con unos ahorros de casi 50.000 euros para hacer frente a la entrada y gastos. Como veis, solo hay pisos ocupados, algún que otro sótano o garaje reconvertido a algo que llaman vivienda sin serlo o pisos no aptos para vivir en ellos. Es evidente que existe un desequilibrio entre oferta y demanda, pero… ¿dónde está el límite de lo ético y lo moral? ¿Normalizaremos las habitaciones a 100.000 euros? #usera #pisosmadrid #alquilermadrid ♬ sonido original – alvaro95barco

A ello se suma otro factor desolador: de los 30 inmuebles que encontró en el rango de precio, buena parte estaban ocupados o presentaban condiciones que difícilmente podrían considerarse dignas.

«Son 30 inmuebles los que hay, ¿vale? Vamos a verlos», comenta mientras despliega los anuncios. Uno tras otro, va descartando opciones: «Primero ocupado, segundo ocupado, tercero no lo pone, pero también está ocupado». La lista continúa con un patrón repetitivo que refleja el verdadero panorama: «Cuarto ocupado, quinto ocupado, ocupado, ocupado».

Sótanos, habitaciones minúsculas y opciones indignantes

El repaso avanza entre anuncios que difícilmente se ajustan a la idea de un hogar. «Este no lo pone, pero también está ocupado, ocupado, ocupado», insiste, hasta detenerse en una de las propuestas más sorprendentes: «Este, uy, vais a alucinar. Es literalmente un sótano con una ventanita aquí y ya está, a vivir aquí en un garaje».

Lejos de tratarse de un caso aislado, el creador de contenido encuentra otra oferta similar: «Uy, este, esto os va a gustar. Ya, ya veréis. Literalmente, otro sótano bajo interior, la única ventana que hay es la puerta que da a un patio, ¿vale?».

El desfile de inmuebles tampoco mejora en los casos en los que, en teoría, ofrecen varias habitaciones. «Dos habitaciones, eh, mirad cómo es la habitación», señala mostrando un diminuto espacio en el que apenas cabe una cama individual. La indignación le lleva a exclamar: «Esto no es una puta habitación, es un pasillo con una cama».

Un callejón sin salida

El influencer prosigue con resignación: «Bueno, alquilada, ocupada. Esta, vais a alucinar. Os va a seducir en cuanto la veáis», ironiza antes de mostrar otra de las opciones. En esta ocasión, se trata de un piso en condiciones deplorables: «¿Quién quiere vivir aquí?», pregunta mientras enfoca una estancia con paredes desconchadas y una ventana diminuta.

Finalmente, concluye: «Y ya está y ya no hay más, o sea, ya la siguiente es una entreplanta exterior sin ascensor por 163.000, otro bajo, una tercera planta ocupada…». El balance final, lejos de aportar esperanzas, evidencia que acceder a una vivienda en propiedad en Usera por menos de 160.000 euros es casi misión imposible.

El ‘bonus track’ que retrata el problema

Para cerrar su recorrido, el periodista quiso aportar un último ejemplo que resume la crudeza del mercado actual: «Bonus track porque en realidad sí que os podéis comprar algo por más o menos 100.000 euros que son estas dos habitaciones».

Mostró entonces dos anuncios: uno de apenas 19 metros cuadrados a un precio de 96.500 euros y otro de 23 metros cuadrados por 98.500 euros. Su conclusión, cargada de ironía, pone de relieve el sinsentido de la situación: espacios mínimos vendidos como viviendas completas a precios que resultan prohibitivos para buena parte de la sociedad.

Lo que a simple vista podría parecer una exploración anecdótica se convierte así en un retrato descarnado del presente inmobiliario en Madrid. Un mercado donde los precios no guardan relación con la calidad de la vivienda, donde la ocupación ilegal y las condiciones indignas se repiten con frecuencia y donde los jóvenes, en particular, se enfrentan a un panorama sin salidas claras.

En definitiva, el recorrido por Usera no es solo la crónica de un barrio madrileño, sino la fotografía de un problema estructural que lleva años enquistado en España. Y es que el derecho a una vivienda digna sigue siendo, para muchos, un lujo inaccesible.

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