Francia ha dado un paso más en su crisis política e institucional este lunes con la dimisión del recién nombrado primer ministro, Sébastien Lecornu, tan solo 27 días después de aceptar el puesto, y el encargo del presidente Macron al que fuera ministro de Defensa para que negocie con el resto de partidos en busca de un acuerdo que evite las elecciones.

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Lecornu tiene hasta el miércoles por la noche negociar con las fuerzas parlamentarias la formación de una «plataforma de acción» para conseguir la «estabilidad del país». El presidente francés, Emmanuel Macron, está ganando tiempo para evitar unas elecciones legislativas que podrían darle el poder del país a la extrema derecha de Marine Le Pen.

No sé sabe quién formará el nuevo gobierno o si Lecornu estará dentro o no, pero el ex primer ministro ha aceptado el encargo y debe llegar a un acuerdo con la izquierda y la derecha antes del miércoles por la noche. El caos de la política francesa solo deja una certeza: el macronismo ha muerto. Tal y como ha explicado el sociólogo francés Michel Wieviorka, «es un momento de declive radical del macronismo».

«El poder del presidente y su fórmula política, que es la de gobernar a izquierda y derecha en el mismo tiempo, se acabó. Es un momento de crisis para la República y el modelo constitucional de Francia. Estamos en la V República, pero el comportamiento de los actores políticos es el de la IV. Es un regreso, un momento en el que se acabó el modelo inventado por el general de Gaulle. Un momento histórico», ha comentado el sociólogo en Hora 25. «No hay partido, no hay líderes, se acabó el macronismo», ha explicado el sociólogo.

Macron anticipó las elecciones legislativas francesas el verano del año pasado después de la victoria en las europeas de Marine Le Pen. Intentó, emulando lo que hizo Pedro Sánchez tras las autonómicas en 2023, frenar a la extrema derecha conteniendo su efecto. Al presidente francés no le ha salido muy bien la estrategia viendo la inestabilidad, pero los problemas vienen de atrás.

«La disolución de la Asamblea Nacional en 2024 lo aceleró todo, pero las causas venían de los chalecos amarillos, la reforma de las pensiones, la desconfianza a los partidos políticos y las instituciones. Macron fue el último intento de las élites francesas de superar esa crisis estructural. Su fracaso ha dejado un país en suspenso sin un horizonte claro dentro de la V República», ha explicado la historiadora y politóloga Lilith Verstrynge en el programa de Aimar Bretos.

El miedo a la extrema derecha

La mayoría de analistas coinciden en que el miedo a la extrema derecha es lo que aleja a Macron de convocar elecciones. «Lo probable es que convoque elecciones legislativas y se elija una nueva composición de la Asamblea para romper el bloqueo. El riesgo de eso es que todos los sondeos actualmente apuntan a una mayoría de la extrema derecha. La duda es si obtendría o no mayoría absoluta», indica el doctor en ciencia política y profesor en la universidad Carlos III de Madrid Guillermo Fernández-Vázquez.

Aún así, Wieviorka niega que la extrema derecha tenga la mayoría social del país y apunta a que las siguientes elecciones las guiara la incertidumbre. «Los sondeos le dan un 33% al partido de Le Pen, tres o cuatro puntos más con pequeños partidos. No se sabe lo que va a ocurrir si hay nuevas elecciones», ha explicado el sociólogo.

El riesgo de la inestabilidad social y económica

Uno de los problemas del país para el doctor lo provoca la incapacidad de Macron para tomarle el pulso a la sociedad. «Su partido opera como si tuviera mayoría absoluta y no la tiene. Esta incapacidad para reconocer la realidad parlamentaria le hace chocarse constantemente contra un muro. Y se hace daño y hace daño a las instituciones francesas», ha explicado Fernández-Vázquez en Hora 25.

A pesar de que Macron gobierna sin mayoría, los analistas apuntan a que la sociedad francesa no peca de inestabilidad social, sino económica, ya que la masa social está más agotada que enfadada. «Francia creo que está demasiado agotada. Está más agotada que iracunda. Hay más sensación de cansancio que de ira contra Macron. No apostaría por otros chalecos amarillos, apostaría a que este clima de desgaste favorezca una victoria de la extrema derecha por agotamiento», ha reflexionado el profesor de la universidad Carlos III.

«El riesgo no es tanto social como económico. Las consecuencias mas directas son económicas», ha añadido Wieviorka. Y es que Francia, entre otras dificultades económicas sistémicas, arrastra un problema de deuda pública que justificó el plan de ajuste que planteó el anterior primer ministro Bayrou y que provocó su caída. Según explica el analista de Hora 25 y doctor en economía por la Universidad de Paris Nanterre, Daniel Fuentes, el problema con la deuda tampoco es dramático.

«La situación no es dramática, pero es la segunda economía de la zona euro, por lo tanto, su efecto es incomparablemente mayor que el de Grecia en 2015. Es verdad que hay un acuerdo en la opinión pública de que ese ajuste es necesario. Un plan que tuviera el visto bueno de la Asamblea tiene posibilidades, en lo que hay un desacuerdo es como debe ser ese ajuste», ha indicado Fuentes, que advierte que el gobierno que llegue a fobernar Francia tendrá que hacer un ajuste obligatoriamente.

Para Verstrynge , «Francia vive una crisis política de régimen». «No se trata de que Macron haya perdido la mayoría o que el parlamento este bloqueado, es algo más profundo que un agotamiento institucional y una ruptura entre las élites políticas y la sociedad francesa», ha sentenciado la historiadora y politóloga en Hora 25.