La consulta pediátrica multidisciplinar destinada a pacientes con riesgos cardiovasculares ha superado su primer año en el Hospital Virgen Macarena. A este servicio de la unidad de pediatría se acercan familias con niños con obesidad que tienen un serio peligro de desarrollar problemas … de corazón por padecer ya patologías como displemia, hipertensión y/o diabetes.
La implantación de esta consulta surgió a raíz del elevado aumento de casos de obesidad en niños que rondan los 10 años, a los que se les suman otras dolencias que les sitúan como potenciales pacientes con problemas cardiovasculares. De hecho, en Andalucía se estima que la obesidad infantil alcanza el 22% de la población, algo que en Sevilla se ha dejado notar.
«Esta idea surge porque en las consultas tanto de digestivo como endocrino y nefrología veíamos a muchos pacientes obesos, y cada uno de una manera parcelada. Entonces nos pareció muy interesante no desdoblar consultas sino hacer una conjunta y multidisciplinar para dar una serie de pautas a los pacientes para que ese riesgo cardiovascular previsible en la adultez pudiera disminuir», señala Elena Pérez, pediatra impulsora y coordinadora de esta iniciativa.

Profesionales del Virgen Macarena que han intervenido en la consulta pediátrica para pacientes con riesgos cardiovasculares
HUVM
Esta consulta lleva trabajando un año con niños –actualmente trabajan con 67-, si bien el inicio fue costoso porque les faltaba una parte fundamental, tener una nutricionista. «Es una parte fundamental en el abordaje de estos pacientes y de su familia. Es que ellos muchas veces no saben que comen mal. Entonces se le dan unas pautas y una motivación. Y la verdad es que nos está yendo muy bien», comenta la pediatra.
Todo para afrontar lo que la doctora Pérez califica como «un problemón». Esta pediatra señala que la obesidad «es una pandemia del primer mundo. Vemos cada vez más niños con un índice de masa corporal con un percentil 95 o más -mayor de 30-. Tenemos niños de 12 años que pesan 100 kilos, eso es tremendo». Eso sí, no todo es cosa de la mala alimentación, sino que «también hay aspectos psicológicos que hay que abordar».
Perfil del paciente
El hecho de estar pasado de peso no implica que un niño acabe en esta consulta multidisciplinar del Virgen Macarena. El síndrome metabólico no se puede definir hasta los 10 años, por lo que a partir de esa edad se estudian los casos a analizar con profundidad por la complejidad de un desarrollo futuro. Lo normal es que acudan los pacientes con un perímetro abdominal por encima del percentil 95 y que, además, acumule factores de riesgo como la hipertensión arterial, dislipemia o rango de prediabetes en la analítica. Con sólo dos de esos criterios entran en el programa de riesgo cardiovascular.
Cuestionada por un perfil habitual de estas consultas, Elena Pérez señala que suelen ser «niños sedentarios que utilizan pantallas continuadamente, incluso comiendo, que repiten comida y siguen jugando mientras comen, que no se mueven y no se les estimula tampoco a hacerlo». El problema principal es que la mayoría de las veces son las propias familias y los niños los que no ven la posibilidad de riesgo de sus situaciones, incluso en pacientes con familiares con antecedentes cardiovasculares o de ictus precoz. «Por eso tenemos que cambiar no solo los hábitos del niño sino de la familia. Enseñamos a la familia que debe haber hábitos de vida saludable y una dieta mediterránea. No los ponemos a dieta, queremos que coman bien», asevera la responsable de la unidad.
Tres de cada diez niños andaluces tiene sobrepeso
La obesidad infantil no es un problema localizado en Sevilla. No en vano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya lo consideró como la pandemia global del presente siglo, advirtiendo de su impacto la calidad de vida y el gasto sanitario. Los datos de la última Encuesta Andaluza de Salud, realizada en 2016, señala que en la población de 2 a 15 años hay una una prevalencia de sobrepeso del 19,7% (21,2% niños y 18,1% niñas) y una prevalencia de obesidad del 11,3% (12,2% niños y 10,3% niñas). En resumen, por cada 10 niños hay tres que presentan exceso de peso, de los cuales dos tienen sobrepeso y uno obesidad. En el análisis por edad y sexo se observa que el sobrepeso es mayor en los grupos de más edad, fundamentalmente entre los niños. No existen datos concretos de Sevilla.
El trabajo con estos menores exige la implicación de ellos y sus familias, pero también exige paciencia, y no querer andar tres pasos sin haber andado el primero. «Esto es una carrera de fondo, no puedes ser impaciente cuando pesas 100 kilos y querer pasar en dos meses al peso ideal. Lo que hacemos es forzar, entre comillas, con motivación para que poco a poco vayan dejando el sedentarismo, los malos hábitos dietéticos», afirma Elena Pérez. El método, que parece fácil de realizar, no siempre se lleva a cabo. El grupo de profesionales que atienden a los niños les motivan a introducir en dos meses tres verduras, comer tres frutas al día, andar, lo que califican como «metas cortas que ellos pueden hacer y dan resultado».
Una vez superado el primer arreón, toca consolidar lo ganado. Entonces llegar el momento de que asimilen la necesidad de que «todos los días tienen que andar un poquito. También se pueden apuntar al gimnasio e i ir dos días a la semana. La siguiente meta serán tres días y seguir ganando etapas. Tenemos que ser realistas. Tenemos a un paciente sedentario, un paciente que no le gusta hacer deporte, no puedes meterle un programa de deporte de primeras». Todo con la pausa recomendable ya que «no puedes tener prisas porque si no se desaniman. Hay que ir superando metas».