La noche de ayer demostró el abismo que separa a un club formador como el Nava de un grande del balonmano español como el Bidasoa. … Una brecha representada en un hombre, Mario Nevado. El buque insignia se los segovianos en las dos últimas temporadas volvió a Nava de la Asunción con la camiseta enemiga y se llevó los puntos. El club propició un reencuentro amable dándole una placa por los servicios prestados, un homenaje que le negó en mayo, hasta que sus nuevos jefes pagaran la cláusula de rescisión. Pero el antiguo héroe no tuvo piedad y dejó con seis goles a sus ex en la parte baja de la tabla con tres derrotas en cuatro partidos, el peaje a un calendario muy duro de inicio y de la tarea de engrasar en la pista a tanto recién llegado.
El técnico visitante, Álex Mozas no perdió ni un segundo para tirar de pizarra y su equipo descorchó la contienda con un ataque sin portero y dos pivotes. El siete contra seis no tiene tantos huecos como el seis contra cinco, así que Patotski paró el primer tiro de Nacho Valles y fue Nico Bonanno, el especialista defensivo al que Álvaro Senovilla usa cada vez más en ataque, el que abrió el marcador. Siguió un intercambio precioso entre dos equipos inspirados, un despliegue de talento. No tardó en ver portería Nevado, goles marca de la casa, encontrando grietas hacia los seis metros o fusilando desde nueve. Sumó cuatro en el primer cuarto de hora, y eso que le regaló una contra a Tua, para no hacer más sangre de la cuenta y porque los extremos de Bidasoa son un prodigio de acierto. Los segovianos igualaron la apuesta con una puesta en escena sin apenas mácula: buenos ataques y acierto de Lufuanitu desde la esquina derecha.
Los segovianos dieron la talla en un cuarto de hora inicial de tú a tú, pero no pudieron seguir el ritmo a la hora de las rotaciones
Tan bien empezó el Nava que Bidasoa no mandó hasta el 6-7. El problema de los de Senovilla es que la perfección es un ideal inalcanzable y su rival no indultaba un error. Bastaba un mal pase de Baptista a los pies a Carró para que Xavi González castigara a la contra: casi se mete en la portería de Patotski tras semejante salto. En cuanto se juntaron un misil de Rodrigo Salinas y una transición de Nevado tras un tiro local que se marchó alto llegó la primera ruptura: 6-9. Senovilla se ahorró ahí el tiempo muerto y los suyos validaron la confianza con unas buenas secuencias en defensa estática y un gol a puerta vacía de Bandeira.
Bidasoa estaba apretando, quedaba por ver cuánto aguantaba Nava el rebufo de un equipo plagado de individualidades y con dos gigantes de dos metros en defensa como Da Silva e Peciña, cuatro manos que desviaban tiros y Leo Maciel, un portero con solera, para atajarlas. Baptista y Bandeira, los anotadores de cabecera de las jornadas previas, mantuvieron el ritmo, pero la segunda rotación evidenció las diferencias entre un favorito para ser subcampeón y un modesto de mitad de tabla. Ahí salió un internacional como Gorka Nieto para abrir autopistas a Tito Díaz, que impuso su envergadura en movimiento. No ayudó una exclusión por protestar a Herranz. Ahí pidió tiempo muerto Senovilla (12-15) para cortar la inercia. Lo logró parcialmente. La ventaja visitante alcanzó máximos (+5) tras una preciosa vaselina de Xavi González, peor el Nava limitó daños con dos tantos de Pasquet y otro de Lufuanitu sobre la bocina del primer tiempo (17-20).
Buda le paró a Nevado el primer lanzamiento tras la reanudación, pero pudo hacer poco ante la precisión de tiro de González y Tua, que se sacó un gol de resumen con uno de esos tiros que entran llorando. Así aprovechó un pase por la espalda de Gorka Nieto, que no dejaba pasar una ventaja pasa asistir. Como haría a la siguiente en una transición que embocó Nevado. Senovilla vio las alarmas y paró el partido cuando el reloj no marcaba siquiera los cinco minutos. Maciel se estaba entonando y su equipo necesitaba genialidades como el pasillo que se habilitó a sí mismo Baptista tras amagar con un pase a Reig en el extremo.
El dominio de Leo Maciel bajo palos y la dirección de Gorka Nieto valieron un 7-0 de parcial que dejó sin suspense el desenlace
El cirujano vio la herida, pero no pudo suturarla. Del tiempo muerto salió otra parada de Maciel a Bandera y el consiguiente castigo de Nevado, esta vez en estático, situado circunstancialmente en el extremo. El portugués también erró la siguiente y Gorka Nieto, cual perro viejo, se protegió en carrera con el brazo y forzó el penalti por defensa interior de Pasquet y Bonanno. La siguiente la marcó él mismo a la contra. Mientras, el portero argentino no solo paraba, sino que marcaba a puerta vacía. Fue Tua el que puso la guinda a un parcial de 7-0 que ponía el +10 (19-29) y rompía los puentes. El Nava había encajado cinco goles seguidos tras el tiempo muerto.
Con todo perdido, Senovilla buscó soluciones atacando con siete. Como si algo tiene su equipo es el espíritu, los locales contuvieron la sangría y compitieron. En cuanto se acercaron a siete, Mozas, que se sabía la película de remontadas, especialmente una que sufrió con el Torrelavega en 2024, paró el partido para calmar ánimos y agotar, esta vez sí, con un buen colchón los últimos minutos. La reacción navera no pasó del maquillaje.