Sociedades de Oncología, Hematología y Primaria trabajan de la mano

El cáncer en adolescentes y adultos jóvenes (AYACS, por sus siglas en inglés) se enfrenta a un horizonte positivo por los supervivientes, pero marcado por secuelas físicas, psicológicas y sociales que pueden manifestarse años después del tratamiento. Ante esta realidad, un grupo de expertos pertenecientes a seis sociedades científicas ha elaborado un documento de consenso que establece recomendaciones prácticas para mejorar su seguimiento, manejo y calidad de vida.

El trabajo, publicado en la revista Clinical and Translational Oncology (CTO), reúne la visión de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica (SEHOP), la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), y ha contado también con la colaboración de cardiólogos y psicooncólogos.

Los especialistas señalan que los AYACS tienen necesidades muy diferentes a las de los pacientes pediátricos y adultos. Durante la adolescencia y la juventud se desarrollan etapas críticas de crecimiento personal, académico, laboral y social. La aparición de toxicidades tardías —cardiovasculares, metabólicas, neurocognitivas, óseas o reproductivas— puede condicionar gravemente este proceso. A ello se suman los riesgos de segundas neoplasias y un mayor impacto en la salud mental y la integración social.

Necesitan un control específico

Desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el Dr. José Alejandro Pérez-Fidalgo, autor principal del trabajo y oncólogo médico del Hospital Clínico Universitario de Valencia, insiste en que “los AYACS constituyen una población especial de personas que, pese a haber superado su enfermedad oncológica, dado que han sido expuestos a múltiples tratamientos, pueden presentar comorbilidades y riesgo de toxicidades tardías. Debido a esta situación, necesitan un control específico”. 

Faltan registro epidemiológicos

“Es necesario disponer de registros epidemiológicos específicos de cáncer en adolescentes y supervivientes, que cubran todo el territorio nacional y comunidades autónomas, ya que se desconoce la incidencia en nuestro país”, apuntan desde la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica (SEHOP) la Dra Adela Cañete, su presidenta, y las doctoras Carmen Garrido Maitane Andión, autoras del estudio. “Al no conocer la incidencia real –matizan–, tampoco conocemos las secuelas y la morbimortalidad asociada a los tratamientos y la misma enfermedad. La creación de equipos coordinados en el Sistema Nacional de Salud para el seguimiento de supervivientes y la prevención de secuelas es una necesidad real”.

La Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) enfatiza el papel clave del oncólogo radioterápico en ayudar a establecer las pautas de seguimiento a largo plazo de estos pacientes.

Por su parte, la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) es consciente de que muchos adolescentes y adultos jóvenes han superado leucemias, linfomas y otros cánceres hematológicos gracias a los avances terapéuticos de las últimas décadas. “No obstante, estos pacientes pueden arrastrar secuelas físicas y emocionales durante años, lo que exige un seguimiento estructurado, coordinado y a largo plazo”, apunta la Dra María Victoria Mateos, presidenta de la SEHH.

Reto en Atención Primaria

El papel de la Atención Primaria en el manejo y seguimiento de los AYACS es estratégico. En opinión del Dr Francesc Xavier Díaz Carrasco, coordinador del Grupo de Trabajo del Niño y el Adolescente de SEMERGEN, “el seguimiento de adolescentes y adultos jóvenes supervivientes de cáncer es un reto que resulta esencial para detectar toxicidades tardías e infradiagnosticadas”.

Para la Dra Pilar Rodríguez, presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), “la Medicina de Familia acompaña de forma continua y cercana a los adolescentes y adultos jóvenes supervivientes de cáncer, detectando precozmente complicaciones y promoviendo hábitos saludables. Su papel estratégico en la coordinación multidisciplinar garantiza la mejor calidad de vida para esta población vulnerable”.

Recomendaciones

Entre las recomendaciones que recoge el documento de consenso se encuentran:

  • La creación de equipos multidisciplinares que integren oncólogos médicos, radioterápicos y pediátricos, hematólogos, radiólogos, psicólogos, trabajadores sociales, dietistas, enfermería especializada y Atención Primaria.
  • La necesidad de garantizar la transición fluida entre los servicios pediátricos y los de adultos, evitando la fragmentación asistencial.
  • La entrega de un informe oncológico al alta hospitalaria, que incluya la historia de la enfermedad, tratamientos recibidos, calendario de revisiones, pruebas recomendadas. También que añada signos de alerta que deben motivar consulta inmediata.
  • La incorporación temprana de evaluaciones neuropsicológicas y apoyo en salud mental, que se prolongue a lo largo de la vida adulta.
  • La vigilancia específica de factores de riesgo cardiovascular, metabólico y óseo, así como programas de detección precoz de segundas neoplasias.
  • La inclusión de educación sanitaria adaptada, que fomente estilos de vida saludables.

Asimismo, los autores insisten en que los AYACS deben recibir acompañamiento para retomar sus proyectos vitales. El apoyo psicológico y la promoción de la resiliencia son fundamentales para minimizar el impacto emocional del cáncer en estas etapas.