Tras su paso, con gran éxito de público, por el Centro Botín de Santander, el Reina Sofía recibe por todo lo alto a Maruja Mallo (Viveiro, Lugo, 1902-Madrid, 1995), una de las artistas más singulares y fascinantes del siglo XX en España, … con la que este museo «tenía una deuda demasiado tiempo esperando ser saldada», según su director, Manuel Segade. Una monumental lona con una impresión de ‘La verbena’, uno de sus cuadros más famosos, que se halla en su colección, cuelga en la fachada de Sabatini, cubierta de andamios por su puesta a punto.

En la entrada principal, artesanos de la Asociación Conchas y Flores de Bueu (Pontevedra) se afanaban este martes para crear una alfombra efímera de conchas, de doce metros de largo y dos de ancho, con algunas de sus creaciones más célebres. Dentro, un retrato de la artista realizado con pósits de colores, creado en 2017 para la fiesta del Corpus en la localidad gallega.

Las salas de la primera planta del Reina Sofía despliegan, hasta el 16 de marzo de 2026, el enorme talento de una mujer que hizo de sí misma su mejor obra de arte. Es la mayor retrospectiva de esta artista hasta la fecha: un centenar de pinturas (trece, de los fondos del museo), setenta dibujos y un centenar de fotografías y documentos, procedentes del Archivo Lafuente (comprado por el Estado por casi 29,8 millones de euros), que incluye entre sus fondos el Archivo Maruja Mallo. Parte de ese material no se vio en Santander. Hay dos piezas inéditas: ‘Arquitectura fósil I’, que estaba desaparecida, y un dibujo de 1933.

Imagen principal - Arriba, 'La verbena', del Museo Reina Sofía. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Kermesse, del Centro Pompidou de París. A la derecha, 'El Mago / Pim Pam Pum', del Art Institute de Chicago. Detalle

Imagen secundaria 1 - Arriba, 'La verbena', del Museo Reina Sofía. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Kermesse, del Centro Pompidou de París. A la derecha, 'El Mago / Pim Pam Pum', del Art Institute de Chicago. Detalle

Imagen secundaria 2 - Arriba, 'La verbena', del Museo Reina Sofía. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Kermesse, del Centro Pompidou de París. A la derecha, 'El Mago / Pim Pam Pum', del Art Institute de Chicago. Detalle

Las verbenas
Arriba, ‘La verbena’, del Museo Reina Sofía. Sobre estas líneas, a la izquierda, ‘Kermesse, del Centro Pompidou de París. A la derecha, ‘El Mago / Pim Pam Pum’, del Art Institute de Chicago. Detalle
© Maruja Mallo, VEGAP, Madrid, 2025

La exposición es, para Manuel Segade, «una especie de caja de herramientas de su trabajo». Advierte que Maruja Mallo es «la imaginera visual de la Generación del 27, una mujer muy avanzada a su tiempo, una ‘performer’ de su imagen». Menuda, con vestidos y maquillaje muy llamativos y gran desparpajo, usó los autorretratos para promocionarse. Antes de su exilio en Argentina, fue una más en la Generación del 27. Lorca, Dalí, Alberti, Miguel Hernández… la respetaban y admiraban. Con los dos últimos mantuvo escarceos amorosos. También, con Neruda. Visionaria, su obra está de plena actualidad: abordó en su trabajo asuntos como la mujer, el género, el racismo, la ecología y la naturaleza… Es la artista total: pinturas, dibujos, escenografía teatral, cerámicas, fotografías…’Maruja Mallo: máscara y compás’ revisa una producción personal y heterogénea, transgresora, entre lo popular y lo vanguardista, donde tienen cabida la ciencia, el arte, la mitología, el cosmos…

En la primera sala, sus cinco ‘Verbenas’, que se reunieron en Santander por vez primera desde su creación y ahora lo hacen de nuevo. La dieron a conocer en la exposición que organizó Ortega y Gasset en 1928 en los salones de la ‘Revista de Occidente’. Contrasta esta serie tan festiva y colorista con las lúgubres obras de sus ‘Cloacas y campanarios’: esqueletos, fósiles, excrementos… Cuelga ‘Espantapájaros’, que fue comprada por André Breton y conservó en su colección hasta su muerte.

Imagen principal - Arriba, 'Sorpresa del trigo', colección particular. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Máscaras. Naranja y limón', colección particular, Santiago de Compostela. A la derecha, 'Naturaleza viva' del Malba, Buenos Aires

Imagen secundaria 1 - Arriba, 'Sorpresa del trigo', colección particular. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Máscaras. Naranja y limón', colección particular, Santiago de Compostela. A la derecha, 'Naturaleza viva' del Malba, Buenos Aires

Imagen secundaria 2 - Arriba, 'Sorpresa del trigo', colección particular. Sobre estas líneas, a la izquierda, 'Máscaras. Naranja y limón', colección particular, Santiago de Compostela. A la derecha, 'Naturaleza viva' del Malba, Buenos Aires

‘La religión del trabajo’, máscaras y naturalezas vivas
Arriba, ‘Sorpresa del trigo’, colección particular. Sobre estas líneas, a la izquierda, ‘Máscaras. Naranja y limón’, colección particular, Santiago de Compostela. A la derecha, ‘Naturaleza viva’ del Malba, Buenos Aires
© Maruja Mallo, VEGAP, Madrid, 2025

No faltan el ‘Cuaderno de Galicia‘, de 1936; ‘La religión del trabajo’, sus estampas y máscaras, sus naturalezas vivas, sus misteriosas arquitecturas minerales y vegetales, sus poderosas cabezas bidimensionales… Una de ellas, ‘Perfil de joven (Joven negra)’, fue adquirida hace unos meses por el Ministerio de Cultura por 300.000 euros para el Reina Sofía. En vitrinas, cartas, libros, revistas, cerámicas… Una pequeña sala está dedicada a su pasión por el teatro, aunque no llegó a ver la luz ninguno de sus proyectos, excepto un homenaje a Lorca. Como la escenografía de ‘Clavileño’, ópera-ballet de Rodolfo Halffter basada en el Quijote. En un espacio contiguo, sus fotografías: Maruja, en Chile, con un manto de algas, con Neruda, rodeada por sus obras para publicitarlas…

En la entrada principal del Reina Sofía, artesanos de la Asociación Conchas y Flores de Bueu (Pontevedra) se afanaban este martes para crear una alfombra efímera de conchas  de doce metros de largo y dos de ancho

En la entrada principal del Reina Sofía, artesanos de la Asociación Conchas y Flores de Bueu (Pontevedra) se afanaban este martes para crear una alfombra efímera de conchas de doce metros de largo y dos de ancho

EFE

Patricia Molins, comisaria de la exposición, confiesa que «es una de mis artistas favoritas porque me intriga: cuenta solo lo que quiere contar y oculta mucho. Controló siempre su imagen y su obra. Se cambió de nombre (era Ana María Gómez González) y se quitó años». De su trabajo, destaca la relación entre lo animado y lo inanimado. «Crea un mundo radicalmente nuevo, una cosmovisión propia desde una perspectiva inédita. Ve el mundo a través de una mirada femenina. Una mujer ligada a la tierra, a la naturaleza, como modelo de la mujer moderna. En la selección de obras, dice la comisaria, «hemos seguido básicamente el catálogo razonado». No está ninguna de las 17 obras que se expusieron en Lalín (Pontevedra) hace unos años y que, según los expertos encargados por la familia Mallo de catalogar sus cuadros, eran falsas.