El cineasta Ben Leonberg utiliza la perspectiva de un animal como eje narrativo de la historia, lo cual constituye un movimiento arriesgado. Indy es simplemente un perro leal, activo y adorable de su raza, sin capacidades especiales ni atributos humanos. Esta elección particular, aunque difícil de replicar, diferencia la película en un mercado saturado de producciones similares.