Las fiestas de Maello, que acaban de concluir, han recibido este año una visita exótica y singular que no pasó desapercibida. Tras el intenso fin de semana, en el que cientos de personas de fuera se dan cita en el pueblo, el lunes y el martes baja la afluencia porque, al ser laborables, solo los vecinos y quienes tienen vínculos familiares con el municipio suelen reservarse días de vacaciones para alargar las fiestas del pueblo. En Maello todo el mundo se conoce, de ahí que llamara la atención la presencia de tres jóvenes, uno de los cuales corrió el encierro de la mañana. Ocupado como estaba por evitar ser alcanzado por el toro, no esperaba que detrás apareciera otro animal y tampoco atendía a los gritos de alerta de algunos de los espectadores, a pesar de lo cual no acabó corneado, aunque se libró por los pelos. Acabado el encierro, quienes trataban de avisarle de que venía el toro se dieron cuenta de que si el joven no hizo caso a los avisos fue porque no entendía el castellano y, tras preguntarle en inglés, supieron que era de Michigan (EEUU).
¿Qué hace un estadounidense corriendo un encierro en Maello un soleado lunes del mes de octubre? La respuesta a la pregunta resultó más sorprendente aún porque es una curiosa y bonita historia de amistad global protagonizada por Nick (norteamericano), Aryan (indio) y Javier (español natural de Burgos). Los tres se conocieron hace dos años estudiando un máster en Biología Evolutiva. «Estuvimos estudiando seis meses en Groninger (Países Bajos), otros seis meses en Montpellier (Francia) y los otros seis en Munich (Alemania), que fue donde nos fuimos a vivir juntos», nos cuenta el burgalés. El último semestre cada uno de ellos siguió su formación científica investigando en otras ciudades europeas, etapa que ya han concluido, así es que antes de que cada uno regrese a su país de origen Nick y Aryane volaron el domingo desde Alemania a España para reencontrarse con Javier, que el día anterior aterrizó en Burgos procedente de Oxford (Reino Unido), y pasar una semana juntos. «Querían ver algo relacionado con los toros, así que busqué en Internet y lo más cercano a Burgos donde había un encierro era Maello, así que hemos madrugado y aquí estamos», nos contaba. «Vimos en el programa de fiestas que también había paella popular para comer y toros por la tarde y nos pareció un buen plan», añadía.
«A Nick le ha gustado la experiencia del encierro, aunque casi le pilla el toro, pero Aryan no ha corrido porque al ser indio le tiene más respeto a las vacas», apuntaba Javier.
Tras el encierro almorzaron unas patatas revolconas con los vecinos de Maello y buscaron una sombra donde descansar un poco antes de comer paella y pasar la tarde en la plaza de toros, donde asistieron a una becerrada local que, a buen seguro, les resultó pintoresca.
En la semana que les queda juntos en España visitarán también lugares como Madrid y Pamplona, donde será difícil que les brinden una acogida tan entrañable y un día de fiesta tan completo y genuino como el que vivieron en Maello. Pronto separarán sus caminos, pero están dispuestos a mantener la amistad por encima de todo, aunque haya kilómetros de distancia. «Yo espero que Aryane me invite a su boda en la India», confesaba Javier.
Seguro que nuestros protagonistas no olvidan el día que pasaron en Maello: una jornada de inmersión plena en un festejo popular de la España rural.