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Han pasado apenas unas semanas desde que Irene Rosales y Kiko Rivera anunciaron el final de su relación tras once años juntos y dos hijas en común. Sin embargo, lejos de la tristeza o el recogimiento, la sevillana ha reaparecido con una sonrisa contagiosa y un mensaje claro: su nueva vida acaba de empezar.
La ex colaboradora ha regresado a la televisión de la mano de Telecinco como invitada especial en Bailando con las estrellas, donde no solo ha deslumbrado en la pista, sino que ha dejado entrever un estado de ánimo renovado. Con la canción Soy Yo, de Marta Sánchez, como banda sonora, Irene se movió con una soltura y energía que muchos interpretaron como toda una declaración de intenciones.
“Soy yo, aquí estoy y voy a disfrutar”, respondió sin dudar cuando el jurado Pelayo Díaz le preguntó si el tema elegido reflejaba su nueva etapa. Y efectivamente, su baile de chachachá —lleno de ritmo, seguridad y un toque de sensualidad— pareció ser su manera de decirle al mundo que vuelve a ser dueña de su historia.
Durante los ensayos, Irene contó con una compañera muy especial: Anabel Pantoja, prima de Kiko Rivera y una de sus grandes aliadas en este momento. “¡Destruidas, pero a darlo todo! Muy feliz de que vivas esta experiencia tan guay”, escribió Anabel en redes junto a una foto de ambas riendo entre bastidores.
Lejos de dramatismos, Irene afronta su separación con serenidad y ganas de experimentar lo nuevo. “Estoy en un momento en el que necesito vivir nuevos retos, nuevas sensaciones y disfrutar un poco”, confesó tras su actuación. Una frase muy incómoda, sin duda, para su ex pareja Kiko Rivera.
Y aunque bromeó asegurando que aún no es “bailarina profesional”, lo cierto es que sobre el escenario brilló como nunca. Su paso por Bailando con las estrellas no solo fue una aparición televisiva más, sino el símbolo de una mujer que, tras cerrar una etapa difícil, ha decidido volver a bailar —literal y metafóricamente— al ritmo de su propia vida.
