El pasado mes de julio, Adam López se convirtió en el protagonista de una de las noticias más comentadas del verano. Este obrero de 39 años y natural de Norwich, Inglaterra, ganó la Lotería Nacional.
El hombre se llevó más de un … millón de euros. Un regalo que, como él mismo afirma, le cambió la vida. «Cuando lo vi, no sabía qué hacer. Guardé el cartón en la guantera. Siempre pensé que gritaría, pero me quedé completamente atónito», se sinceró en una entrevista.

El obrero Adam López tras ganar más de un millón de euros
Lotería Nacional
En ese instante, la cuenta bancaria del británico pasó de 12,40 libras a una cifra que ni en sus mejores sueños imaginó. «Mi mente estaba llena de pensamientos sobre lo que esto significaría para mí y mi familia y sobre las cosas que ahora podría pagar», declaró. Incluso tomó la decisión de dejar su trabajo.
Sin embargo, la felicidad se esfumó en tan solo dos meses. Adam fue trasladado de urgencia al hospital con una embolia pulmonar bilateral el pasado 10 de septiembre, según informa BBC. Ahora, el obrero se ha sincerado y ha contado qué le ocurrió.
Gana la Lotería Nacional y acaba en el hospital
Adam López explica a BBC que ha salido mucho de fiesta desde que ganó más de un millón de euros en la lotería. «He vivido una vida que nunca he tenido, pero creo que lo hice mal. Era agradable hasta que mi salud se convirtió en un problema», comenta.
El británico indica que tuvo un «coágulo de sangre en la pierna que se extendió a los pulmones». Así pues, el hombre fue trasladado de inmediato al Hospital Universitario de Norfolk y Norwich, donde ha permanecido ingresado durante más de ocho días. «No podía caminar, no podía respirar. Llamé a la ambulancia, me subieron en silla de ruedas desde mi casa», recuerda.
Adam describe este momento como uno de los «más difíciles» tanto para él como para su familia. «Da igual si tienes un millón, 100 millones, mil millones o un billón… Cuando estás en la parte de atrás de una ambulancia, nada de eso importa», sostiene.
Además, el hombre reconoce que se arrepiente de haber dejado su trabajo como obrero. «Nunca debí hacerlo. Perdí la estructura de mi vida y de mi día a día… fue una desconexión total», lamenta.