La positiva dinámica del Sevilla tiene muchos nombres propios, desde su portero Vlachodimos a ese canterano apellidado Carmona que crece en su rendimiento día a día, sin olvidar el rendimiento defensivo de César Azpilicueta o la puntería de las últimas … semanas de Akor Adams. Sin embargo, uno sobresale por encima del resto y no es otro que el entrenador, Matías Almeyda. El argentino ha conseguido en apenas unos meses cambiarle completamente la cara al Sevilla, desde sus resultados a las propias sensaciones de los futbolistas, quienes ahora disfrutan en la hierba, sabiendo siempre que si hacen lo que les dice el entrenador estarán más cerca de la victoria. Dentro de esos nombres propios sigue floreciendo un centrocampista al que en Nervión tienen mucha fe, no sólo por su rendimiento presente y futuro, sino señalado como una de las grandes ventas futuras que deberá asumir el club en su proceso de reconstrucción. Se trata de Lucien Agoumé, quien ante el Barcelona completó uno de sus mejores partidos con la camiseta del Sevilla, con el lunar de que una pérdida de balón suya propició el 2-1.
Esa acción donde no supo desembarazarse de la pelota a tiempo cuando le cerraron el camino de salida no debe oscurecer un encuentro donde dio muestras sobradas del nivel que apunta a tener en cuanto alcance la regularidad con su fútbol. Y, partido a partido, siguiendo esos consejos personales que le da semanalmente su entrenador, quien sabe del potencial y le obliga a crecer incluso cuando no está acertado sobre la hierba, el mediocentro galo da pasos al frente. Le tocó bailar con la más fea frente al actual campeón de Liga. Su marca sobre Pedri debía ser tan pegajosa como constante, persiguiéndole por todo el ancho del campo, siendo el canario uno de los futbolistas que más kilómetros recorre en LaLiga, por lo que la tarea era cuanto menos titánica. La cumplió con creces, robándole la pelota al número 8 azulgrana cada vez que tuvo opción, impidiendo igualmente que diese fluidez al juego del Barcelona y ayudando a que el Sevilla pudiese adelantar posiciones defensivas al no tener claridad tampoco Pedri para el pase a la espalda de los centrales.

«Es un entrenador que habla mucho con nosotros, estudia mucho al rival, pero también a nosotros. Me sorprendí cuando regresé de las vacaciones, hablé con él y ya sabía todo de mí, de mi vida, de dónde he jugado y lo que he hecho. Está muy cerca de los jugadores y sabe apretar cuando hay que apretar»
Lucien Agoumé
Jugador del Sevilla FC
Esa fue su función en la labor de asfixiar la salida limpia del rival, para después dedicarse a la construcción rápida, de pocos toques, de no permitir que el Barcelona pudiese pensar o recomponerse defensivamente, siguiendo el plan diseñado por el entrenador. Y Agoumé estuvo especialmente fino en la labor de encontrar el pase adecuado en el momento justo. Primero habilitó la salida de Sow en posición legal para el mano a mano, que finalmente definiría sin acierto Isaac Romero. El propio francés habilitaría al delantero lebrijano en una jugada propia por la banda, tras un control orientado de alto nivel demostrando que su zancada es de las virtudes que debe seguir explotando, ya que su control de balón es exquisito. Su pase al punto de penalti no terminó en gol por el mal golpeo del número 7. Antes de finalizar el primer tiempo, un pase suyo sobre Vargas permitiría que el Sevilla anotase el segundo gol. Ya para el segundo periodo, además de las necesarias ayudas para seguir cerrando los caminos a la portería de Vlachodimos, Agoumé tuvo la inteligencia necesaria para no salir mediante un pelotazo, aguantar la posesión y atisbar la carrera que ya le lanzaba José Ángel Carmona. Un buen valor en ventaja que bien pudo poner el canterano para que empujase a la red Akor Adams y que terminó definiendo con un disparo cruzado al fondo de la portería. Incluso en el cuarto se desembaraza de un rival con un toque de espuela sobre Gudelj, quien ya adelanta la posesión sobre Peque para iniciar el ataque que sentenciaría el choque. Estuvo en todas.
El valor de Agoumé
En vista de este crecimiento, situación que esperaba el club y desea seguir viendo a lo largo de la temporada, la inversión realizada por el 40% de lo que podía comprar de sus derechos futuros y añadirlos al 50 que ya disponía, por otros cuatro millones, es vista como un movimiento de futuro para conseguir una mayor plusvalía cuando llegue el momento de traspasar a Lucien Agoumé. El pasado verano ya existió interés de algunos clubes de la Premier, quienes preguntaron por su situación sin oferta en firme, simplemente por ir monitorizando su estado en Nervión y la disponibilidad de los sevillistas a la hora de aceptar una oferta por su jugador. El Sevilla sabe que debe tratarse de una de sus grandes ventas futuras. El centrocampista sólo tiene 23 años y su crecimiento se ha disparado. Y no sólo se trata de una cuestión de calidad, sino de un compromiso que no parecía saber expresar el propio jugador.
57
partidos
acumula Agoumé con el Sevilla, siete de ellos en esta temporada, donde ya suma un gol y una asistencia
Su abrazo con el entrenador con el gol de la sentencia, levantando a Almeyda de la hierba, sólo muestra el valor que el grupo y en concreto Agoumé le dan a su figura. Porque el galo había visto entrenadores de todos los colores en el Sánchez-Pizjuán. Comenzó a crecer con Quique hasta que le cortaron las alas. Ha debido adaptarse a diferentes sistemas e ideas, creciendo desde el juego vertical por encima de la posesión, más cercano al que se practica en Inglaterra. Regresó antes de sus vacaciones para conocer de primera mano al nuevo entrenador, queriendo estar involucrado desde el primer día. Incluso reconocía en una entrevista con ABC de Sevilla que le había sorprendido lo que conocía de su trayectoria, de su forma de jugar. Una primera toma de contacto que está teniendo su trascendencia en el tiempo, creando un vínculo entre técnico y futbolista. Pendiente de sus mejoras y crecimiento, además de señalar lo que debe mejorar. Agoumé es un diamante que Almeyda está puliendo y comienza a brillar con luz propia. La que le ha dado el estilo del nuevo inquilino del banquillo nervionense y la propia que el francés traía desde casa.