Crítica de Bala perdida (Caught Stealing), la nueva película de Darren Aronofsky con Austin Butler, Zoë Kravitz, Matt Smith y Regina King, entre otros. Estreno el 10 de octubre.

Nombrar a Aronofsky es ya sinónimo de no tener ni idea de por dónde irán los tiros. Su filmografía comprende títulos tan dispares como Pi, fe en el caos, Réquiem por un sueño, La fuente de la vida, El luchador, Cisne negro, Noé, Madre! o La ballena

Pocos nexos argumentales, pero enorme intensidad y a menudo un fuerte trasfondo metafórico. Sus pelis no son fáciles, a menudo se configuran como puzles complejos de descifrar, así que Bala perdida es casi un oasis en ese sentido. La razón es que es una adaptación de la novela homónima de Charlie Huston, quien se encarga del guión.

Lo que sí se mantiene como una tónica en todas sus películas es que trabaja con intérpretes excepcionales, a los que les reserva papeles con enjundia. En este caso, es Austin Butler el escogido, pero ojo a los secundarios que son fantásticos también y sirven para aportar distintos sabores a una película repleta de giros de guión de esas que te dejan sin aliento.

Estamos ante un thriller urbano con elementos de comedia criminal que nos recuerda, y mucho, al estilo del Guy Ritchie más macarrilla de Snatch, cerdos y diamantes que nos encandilaba con sus montajes picados, sus personajes extremos y su carencia de contención. 

Varios factores contribuyen a que tengamos esa sensación: una banda sonora ecléctica y muy dinámica, personajes loquísimos como Matt Smith en modo punki o Vincent D’Onofrio y Liev Schreiber como judíos jasídicos hiperviolentos, entre otros. Aquí todo está en movimiento: hasta los créditos finales, que no descansan con los golpes de percusión.

Traumas, un michi que muerde y muchas carreras

Bala perdida nos desplaza al Nueva York de los años 90. Hank Thompson (Austin Butler) es un joven alcohólico que lidia con un pasado doloroso: era un fenómeno del béisbol en el instituto que, tras grave un accidente automovilístico, no pudo seguir jugando y decidió mudarse para olvidar.

Sale con una chica estupenda (Zoë Kravitz), es camarero en un antro del West End y su equipo favorito, los Giants, están luchando por el campeonato. Su vida disfuncional sigue un curso de forma tranquila hasta que su vecino Russ (Matt Smith) le pide que cuide de su gato durante unos días mientras va a visitar a su padre enfermo.

 

Pronto un variopinto grupo de gángsters amenazantes se interesa por el ausente Russ, que parece ser que se ha quedado con algo que no le correspondía. Interceder por él y evitar que entren a la fuerza en su piso, llevará a Hank a recibir una brutal paliza que se saldará con un riñón extirpado. Esta gente no se anda con remilgos y es un blanco fácil.

Todos quieren algo de él porque lo consideran cómplice de Russ; el problema es que no sabe qué. Mientras Hank intenta eludir sus cada vez más estrechas garras y localizar al causante de sus dolores abdominales, tendrá que emplear toda su habilidad para mantenerse con vida el tiempo suficiente para averiguarlo contactando con la detective de la policía Roman, la única que le ofrece su ayuda.

Bala perdida - Galería de imágenes

Bala perdida es una de esas películas que se beneficia enormemente de una galería de personajes intrincada entre los cuales hay muchos intereses cruzados y artimañas para cumplir sus metas. Los diálogos con importantes como también los pasajes pesadillescos que irrumpen en la vida de nuestro protagonista, completamente traumatizado y evitando recordar lo que tanto daño le hace.

Por lo demás, la película discurre a toda velocidad y no da un solo respiro, de modo que sus 107 minutos de duración son perfectos para amoldarse a lo que se quiere contar. 

Por desgracia, los personajes femeninos, en concreto el de Zoë Kravitz, tiene muy poco espacio para lucirse o crecer, aunque quede bien definida como uno de los gatillos que encienden la acción. 

Lo mejor es sin duda su curioso sentido del humor que se apoya en una violencia extrema y en un crisol de acentos diferentes. En este sentido, es muy recomendable el visionado en versión original para disfrutar plenamente de las alocadas conversaciones que hay entre todos ellos.

En suma, Aronofsky se ha reinventado una vez más y consigue su propósito de sorprender con una historia distinta a todas cuantas ha rodado antes y que funciona como un tiro (haciendo honor a su título).

VALORACIÓN: Nueva vuelta de tuerca para el estilo de Aronofsky que deja claro que no quiere encasillarse y se acerca más a las producciones adrenalínicas de Guy Ritchie que a trabajos suyos anteriores. Tiene garra, fuerza y ganas de cachondeo en una película que rezuma mala baba.LO MEJOR: La mala leche de la película y su ritmo enloquecido: cada persecución y cada pelea cuerpoa cierpo busca sorprender y lo consigue.LO PEOR: Zoë Kravitz queda muy desaprovechada y el cameo de Bad Bunny aporta poco.