Si el Cáceres Patrimonio de la Humanidad tiene alguna esperanza de salir de la Segunda FEB está en Wildens Leveque, que oposita ya a ser el MVP de la liga a lomos del que es el primer líder del grupo Oeste. Pocas afirmaciones son más indiscutibles, por ahora, que el hecho de que su fichaje ha sido el mayor acierto en el mercado veraniego de Jacinto Carbajal y Lorenzo Díaz, nuevos entrenador y director deportivo, respectivamente.
En el triunfante debut del pasado sábado ante el Castillo de Gorraiz Valle de Egüés se quedó a un solo punto de valoración de ser nombrado mejor jugador de la jornada. Anotó 20 puntos y capturó 9 rebotes en 25 minutos, dígitos muy similares a los que firmó como promedio la pasada campaña en el Marín de Tercera FEB. Pero que venga de un peldaño por debajo, con las dudas a las que eso podía invitar, es algo ya completamente olvidado.
La venganza
¿Completamente olvidado? No del todo para él. Cuentan que el norteamericano estaba especialmente motivado para el choque del pasado sábado: el Valle de Egüés eliminó al Marín hace unos meses en la fase de ascenso, pese a que él arrasase en las zonas.
El conjunto gallego consiguió milagrosamente que, a la vista de sus grandes actuaciones, no se marchase a otro equipo de una liga mejor a lo largo de la temporada. Existe incluso cierta leyenda de que no jugaban demasiado para él para que sus actuaciones no resaltasen demasiado. «Si hubiese querido hubiese hecho 40 puntos y 20 rebotes todos los partidos», apuntan quienes dan fe de su dominio. El Ponferrada, del mismo grupo que el Cáceres, fue el que más insistió para llevárselo, pero no lo logró.
Díaz y Carbajal estuvieron más rápidos cuando se abrió el mercado. En su época en el baloncesto femenino el técnico siempre tuvo predilección por hacer girar el juego alrededor de una interior dominante, desde Nereida Ramírez a Mariella Fassoula pasando por Tatiana Kehsler. Ahora está haciendo lo mismo porque beneficia a todos: cuanto más atención requiera el pívot, peor defendidos estarán los tiradores.
Futuras «tretas»
«Es un chaval estupendo, muy humilde, muy trabajador, quiere aprender. Y luego tiene esa energía y ese físico… Hay muchas cositas aún que pulir, pero al final ha tenido un gran impacto a nivel números en pretemporada y ojalá que lo mantengamos en ese sentido», dijo el pasado viernes Carbajal, que sabe que lo que espera a la vuelta de la esquina para intentar contrarrestar a semejante bestia. «Cada semana, el rival empezará a jugar sus tretas para bajar esos números», vaticinó, añadiendo que «nosotros también intentaremos ir haciéndole madurar y progresar». No pareció darle demasiada importancia a las estadísticas en sí («estar en un ‘doble-doble’ todas las jornadas es complicado») y sí al «impacto que tiene para nosotros».
Y todo esto en su segundo año como profesional del baloncesto. En Estados Unidos había protagonizado una carrera errática pasando por tres universidades distintas en las que no destacó en absoluto, sobre todo en la poderosa Texas A&M, donde concluyó su periplo.
El sábado le espera la Cultural Leonesa. Sus pívots -Max Amadasun, Eric Van Der Heijden, Greg McKay y Pablo Orenga, hijo este del exjugador del Cáceres CB y exseleccionador nacional– seguro que ya están pensando en cómo frenarle.