Por primera vez en el más de un siglo de historia de la Universidad de Salamanca, un deportista recibió el máximo honor concedido por el Estudio salmantino: Rafa Nadal fue investido doctor ‘Honoris Causa’ este pasado viernes, en una jornada cargada de detalles y simbolismos que homenajearon la figura del extenista manacorí.
Sobre las 10.00 horas llegó el balear a la Universidad de Salamanca para el ensayo de la ceremonia, que dio paso a una visita a la Biblioteca General Histórica junto al rector Juan Manuel Corchado a media mañana. Antes de que diese comienzo el acto, el ganador de 22 Grand Slam se encontró con los cientos de aficionados que le esperaban en el Patio de Escuelas, tomándose un momento para saludar, firmar autógrafos y tomarse fotos.
El inicio de la investidura, justo después, dio lugar entonces a una de las anécdotas de la jornada: al entrar en el edificio Escuelas Mayores de la Universidad, Nadal rompió el protocolo, impresionado por la belleza del Paraninfo, y se acercó incluso a la ventana para ver el patio y admirar la secuoya del Claustro desde ahí durante unos segundos.
Acompañado por su familia, con su madre sin poder contener las lágrimas de emoción y junto al pequeño Rafa, que se quedó dormido durante la ceremonia en el Paraninfo en los brazos de su madre, Mery Perelló, según detalló el diario Salamanca Hoy, el doble campeón olímpico fue investido doctor ‘honoris causa’ tras el laudatio del padrino Ricardo Canal y la proyección de un emotivo vídeo repasando los mejores momentos de su carrera deportiva y sus logros a nivel personal.
Fue el propio catedrático, decano de la Facultad de Educación, el que hizo los honores. «Agáchate un poquitín, que eres muy alto», le pidió en voz baja al extenista en el momento en el que le colocó el birrete en la cabeza, de color azul, como la muceta. Después, le colocó el anillo, le mostró el libro abierto y cerrado, antes de hacerle entrega de éste, y por último, le colocó la medalla que le incluye en el Colegio de Doctores de la Universidad de Salamanca, que le hizo un ‘regalo’ especial: un vítor personalizado, con su silueta y una raqueta de tenis junto a su nombre, junto al emblema característico, según recoge La Gaceta de Salamanca.
Tocó el turno de palabra entonces a Rafa Nadal, que aceptó el doctorado ‘honoris causa’ con «enorme orgullo y gratitud» a la Universidad, y puso en valor la distinción como «una muestra de respeto hacia el deporte y lo que éste representa para la sociedad. En este sentido, el 14 veces ganador de Roland Garros destacó «el valor de la disciplina», pues «nada se consigue sin esfuerzo diario, sin compromiso y sin cuidar los pequeños detalles», así como que el deporte le enseñó «a no sentirme mejor que nadie», y le otorgó un «doctorado en resiliencia», siendo capaz de superar momentos difíciles durante su carrera deportiva.
El balear también aprovechó para revelar una anécdota desconocida: sus padres no le permitieron jugar el ‘grande’ parisino en 2002, con 15 años, porque tenía exámenes. «Con el tiempo he comprendido que aquella decisión fue una gran lección y hoy les doy las gracias porque me ayudaron a terminar mi educación obligatoria y me enseñaron, que ningún objetivo deportivo puede estar por encima de los valores y de la formación», aseveró.
«Gracias a la Universidad de Salamanca y a toda Salamanca por el cariño recibido. Este día me acompañará siempre y me anima a seguir siendo fiel a los valores que el deporte me ha enseñado», agradeció después el extenista en un mensaje en sus redes sociales, en el que recalcó el «inmenso honor de haber sido el primer deportista investido como doctor ‘Honoris Causa’ por esta universidad que ha dejado una huella tan profunda en la cultura, la en la sociedad y en el pensamiento de España».