Era la tercera vez que el diestro de Chiva, Enrique Ponce, se encerraba con seis toros en Valencia. Llegaba a la cita, con más de un centenar de corridas toreadas esa temporada y con su octava comparecencia en el coso de Monleón.
Tal como escribía nuestro compañero Manuel Serrano Romá para Aplausos: “Enrique Ponce realizó cinco faenas casi calcadas, ya que nada pudo hacer con el cuarto de la tarde. Todas las comenzó como las finalizó, con muletazos por bajo. Luego se estiró con la mano izquierda, que hoy toreó muy bien, y se sintió en algunos momentos con la mano diestra”. “Hubo temple, poderío e inteligencia a lo largo de la tarde y, en algunos momentos, escuchó fuertes ovaciones. No faltaron los muletazos de adorno que tanto gustan al público y que tan llenos de torería practica Ponce. Con el estoque, necesitó de cinco estocadas, media estocada y numerosos pinchazos y descabellos que le privaron de más trofeos”, continuaba. “Con el capote destacó su recibo al toro que cerraba plaza con dos largas cambiadas de rodillas”. Al final, merecida puerta grande a su labor.
Tres cuartos de entrada en la plaza de toros de Valencia. Se lidiaron seis toros de Victorino Martín, siendo ovacionados los lidiados en primer y quinto lugar. Enrique Ponce, que vestía un terno azul y oro, actuó como único espada (oreja, ovación, oreja con petición de la segunda, palmas, ovación y ovación). Actuaron como sobresalientes Sacromonte y Manuel Ladrón de Guevara.