Las Campanadas 2024-2025 de RTVE estuvieron marcadas, como se esperaba desde que la cadena pública anunció a David Broncano y Lalachus y fueron objeto de ataques y señalamientos desde la derecha, por una polémica creada por asociaciones ultras. En un momento de la retransmisión, la cómica hizo un homenaje al Grand Prix y mostró de broma una estampita con su vaquilla.
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Las asociaciones ultras Hazte Oír y Abogados Cristianos denunciaron asegurando que la broma se trataba en realidad de un “posible delito de odio y contra los sentimientos religiosos”, pero la Justicia rápidamente desechó su idea y rechazó la denuncia argumentando que Lalachus “Tenía una intención claramente humorística”.
Podía pensarse que la polémica “legal” estaba cerrada, pero lo cierto es que las denuncias también llegaron a la vía administrativa, presentadas ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que es el regulador audiovisual que controla la actividad de las cadenas de televisión. Y por esa vía, se ha cerrado ahora.
Como explica El Independiente, Competencia ha decidido archivar las tres denuncias que recibió en enero por la broma en la retransmisión de las Campanadas. En ellas, nuevamente, se afirmaba que se había llevado a cabo “una burla y un desprecio hacia la religión católica”, y que suponían “una falta de respeto y una incitación al odio hacia los cristianos”. En sus alegaciones, RTVE recordó que era simplemente un chiste “en un contexto de humor, habitual en sus intervenciones, con el objetivo de divertir y entretener al público”.
La CNMC, como la Justicia, también considera que el gesto no se realizó con “un ánimo, una incitación o una posición manifiesta, clara y evidente de menosprecio, odio, vejación o desprecio” hacia los sentimientos religiosos, por lo que considera el tono humorístico y archiva las denuncias. Aún así, se acerca a las asociaciones ultras reconociendo que la broma “puede provocar malestar e incomodidad a espectadores con firmes creencias religiosas, pudiendo incluso llegar a ofenderles este tipo de imágenes”.
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Cuando presentó la nueva temporada del Grand Prix, programa por el que fichó después de todo este episodio tras haberse declarado ya antes fan desde niña del formato, Lalachus reconoció que “fue jodido” ver cómo una broma se convertía en arma arrojadiza política y para asociaciones ultras. “Nunca hubo una intención de hablar más allá que de la televisión, porque estamos hechos de televisión, y hablar del Grand Prix”, explicó la cómica, que dio por cerrada la polémica.