Valencia

Esperança Camps en «Els morts de Mazón» reconstruye que pasó el 29 de octubre siguiendo una cronología minuciosa, trenzada a partir de declaraciones judiciales, documentos notariales y más materiales. Donde era cada cual, con quién era el presidente Mazón, o que decía, mientras se hacían los primeros rescates de personas atrapadas por el agua. Por qué no va anulo la agenda. Por qué nadie de su gabinete no consideró interesante que se pusiera al frente de la emergencia en lugar de ir a comer con una comunicadora en el reservado de un restaurante. Una cronología hecha con precisión, que pone en evidencia la negligencia de Mazón y su gobierno.

Aun así, el libro se fija sobre todo en las víctimas, en los 228 muertos, en las decenas de heridos graves y en las decenas de miles de personas que aquel día fueron abandonadas por un gobierno que tenía la obligación de proteger los ciudadanos.

Hay los relatos sobrecogedores en primera persona de siete víctimas que explican cómo vivieron la tragedia y que, todas juntas, hacen un retrato coral de los hechos, un relato que permite al lector de hacerse una idea precisa de la catástrofe.

Los testigos recogidos por Camps con profundidad son los de Dolores Ruiz, que perdió el marido, Emeterio Mora, y los dos hijos, Jesús Andrés i Javier, en Chiva, la Foia de Bunyol, a las 18.00; Saray Ruiz, que perdió el padre, Paco Ruiz, en Montserrat, la Ribera Alta, a las 19.00; Marc Poveda, que perdió la madre, Isabel Izquierdo, en la residencia Savia de Paiporta, l’Horta Sur, a las 19.15; Toñi Garcia, que perdió el marido, Miguel Carpio, y su hija Sara en Benetússer, l’Horta Sur, a las 19.40; Cristina Rodríguez, que perdió su hijo, Luis Ángel, a la carretera entre Chiva y Buñol, la Foia de Bunyol, entre las 19.45 y las 20.00; Rosa Maria Álvarez, que perdió el padre, Manuel Álvarez, en Catarroja, Huerta Sur, a las 20.00; y Nuria Aracil, que perdió el novio, Rubén Lima, en la Torre, València, a las 20.45.

Son testigos lúcidos, plenos de una información que ayuda a comprender qué pasó, como lo vivieron y como lo viven ahora. Hablan también de las responsabilidades políticas de quienes consideran que ha destrozado su vida y de las personas queridas. Sus voces convierten la rabia en persistencia y firmeza, y a través de ellos toma forma la sociedad valenciana que ha decidido que no va a callar frente a la negligencia y la dejadez.

En Hoy por Hoy Valencia hemos contado con la participación de Esperança Camps que tras publicar el libro el pasado mes de Mayo «ha quedado ratificado todo lo que en el libro refleje, la dejadez y la mala gestión de la Generalitat. Fue una negligencia del Presidente Mazón».

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