Cuando el rugido de los motores se mezcla con los himnos y las luces neón invaden la capital mexicana, no se trata solo de un evento deportivo: el Gran Premio de México de Fórmula 1 se ha consolidado como una maquinaria económica de alto impacto. Desde su regreso en 2015, el evento ha evolucionado de espectáculo aislado a catalizador social, urbano y financiero, con repercusiones que trascienden el Autódromo Hermanos Rodríguez.
En 2024, la Secretaría de Desarrollo Económico (SEDECO) estimó una derrama de 19 mil 550 millones de pesos generada únicamente durante el fin de semana del Gran Premio. Esa cifra contempla venta de boletos, ocupación hotelera, consumo gastronómico, transporte, comercio local y derechos de transmisión. Se trata de uno de los fines de semana más lucrativos del año para la Ciudad de México, superando en retorno a festivales masivos de música o congresos internacionales.
El Gran Premio de 2023 ya había demostrado su alcance: 400 mil 639 asistentes en tres días, más de 8 mil 120 empleos creados y 860 millones de pesos en salarios distribuidos. A eso se sumaron 2 mil 830 millones de pesos en operaciones organizacionales y 2 mil 420 millones adicionales impulsados por visitantes extranjeros, staff técnico y patrocinadores.
Estas cifras ubican al evento en el mismo rango de impacto económico que el Super Bowl para las ciudades estadounidenses que lo reciben, o los Juegos Olímpicos de menor escala. No se trata solo de deporte: es un engranaje financiero que multiplica ingresos y dinamiza sectores enteros.
Más allá del circuito
Aunque muchos ciudadanos perciben al Gran Premio como sinónimo de cierres viales y tráfico, la realidad es que también abre oportunidades económicas más allá de las zonas turísticas tradicionales. Hoteles en colonias periféricas reciben huéspedes que no llegarían en circunstancias normales. Taquerías, pequeños restaurantes y comercios barriales experimentan un alza de clientes durante los días del evento, convirtiendo un viernes cualquiera en jornada extraordinaria.
Incluso sectores menos visibles, como transporte privado, servicios de logística y proveedores de catering, registran aumentos en su facturación. El beneficio no se concentra únicamente en grandes corporativos: también alcanza a miles de negocios familiares.
El Gran Premio no solo deja ingresos inmediatos: posiciona a la Ciudad de México como un destino de clase mundial para el turismo deportivo y de espectáculos de alto perfil. La visibilidad mediática que ofrece la Fórmula 1 —transmitida en más de 180 países y con una audiencia acumulada superior a los 1,5 mil millones de espectadores globales al año, según Formula One Management— refuerza la imagen de México como sede confiable para eventos masivos.
Ese prestigio abre la puerta a futuros festivales, conciertos y congresos internacionales, generando un efecto dominó en la atracción de inversiones y el fortalecimiento de la infraestructura urbana.
El Gran Premio también tiene un impacto intangible: conecta al público mexicano con un evento premium que genera orgullo nacional y fomenta el interés en el automovilismo. Según Statista, el mercado global del deporte motor supera los 6.8 mil millones de dólares y crece a ritmos cercanos al 6 por ciento anual. México, al formar parte del calendario de la Fórmula 1, no solo accede a esa derrama global, sino que siembra el terreno para desarrollar talento local en ingeniería, mecánica y deporte profesional.
Las escuelas de ingeniería automotriz y los clubes de kartismo reportan un aumento en inscripciones durante los meses posteriores al Gran Premio. Además, la cultura digital amplifica la experiencia: TikTok e Instagram se llenan de videos de asistentes y marcas patrocinadoras, reforzando la presencia del evento entre jóvenes que quizá aún no pueden costear una entrada, pero que se conectan con la experiencia desde las redes.
Detrás de cada vuelta rápida hay una apuesta de país. México ha logrado convertir la Fórmula 1 en un activo estratégico, no solo en términos de derrama económica, sino también como plataforma de proyección internacional. Si bien el futuro del Gran Premio depende de negociaciones con la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y las escuderías, lo cierto es que la evidencia muestra un resultado contundente: la Fórmula 1 es, hoy, uno de los motores más potentes del turismo, la economía y la cultura urbana de la capital mexicana.
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