La reunión del Gobierno de Estados Unidos llevaba días convocada para este jueves a eso del final de la mañana (hora de Washington), pero el primer tema del orden del día −el acuerdo entre Israel y Hamás, conocido la víspera, sobre la primera fase del plan de paz de Donald Trump para Gaza− se coló de última hora. “Creo que será una paz duradera”, dijo Trump ante los miembros de su Gabinete. “Recuerden que he acabado con siete [guerras]”, añadió, en víspera de la concesión de un premio Nobel de la Paz que considera que le pertenece. “Esta es la octava”.
Trump, quien, tras meses de dar carta blanca al primer ministro Benjamín Netanyahu, cambió su estrategia tras el ataque de Israel en Qatar, que enfureció a los regímenes suníes, insistió en que tiene planeado viajar a la zona, aunque no terminó de dar los detalles sobre cuándo. Sí dijo, a la pregunta de una reportera, que le gustaría hablar ante el parlamento israelí (Knesset). “Si me lo piden, lo haré, sería la primera vez para un presidente de Estados Unidos”. También añadió que el Gobierno de Tel Aviv se lo había sugerido. El día anterior, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, comunicó que lo haría el viernes, tras pasar un examen médico que tenía previsto de antemano.
“Veremos”, respondió Trump a la pregunta de si Estados Unidos tiene garantías de que Israel detendrá los bombardeos sobre Gaza una vez tengan en su poder a los rehenes (algo que sucederá, “el lunes o el martes”, según el mandatario). “Lo importante, lo que todos estaban esperando”, agregó, es ese regreso de los rehenes. “Todos están felices”, añadió en referencia al resto de países de Oriente Próximo. Sobre si los palestinos podrán quedarse en Gaza, aseguró: “Bueno, ellos saben exactamente lo que tienen que hacer. Ahora mismo no se puede vivir allí”.
El republicano también habló de Irán, país del que dijo que “quiere trabajar por la paz”. “Están totalmente a favor de este acuerdo. Como saben, tenemos importantes sanciones contra Irán y muchas otras medidas. Nos gustaría que también pudieran reconstruir su país”.
Cuando terminó su larga introducción, en la que habló de otros asuntos de la política nacional (de la persecución de los antifas, a sus medidas migratorias o el cierre del Gobierno), el presidente de Estados Unidos recibió los elogios encendidos del secretario de Estado, Marco Rubio. Lo logrado por Trump “pasará a la historia de este país”, afirmó este, lo que desastó los aplausos del resto de los miembros del Gobierno. Antes, el jefe les había advertido de que, “en vista de que el día se presenta tan ocupado”, solo algunos de ellos tendrían la palabra, lo cual supuso un cambio en el ritual de una reunión que se repite más o menos mensualmente y que en ediciones pasadas acabó durando hasta tres horas entre los devaneos del presidente y los sonrojantes halagos de sus colaboradores.
Vista general de la reunión del gabinete de Trump, este jueves en la Casa Blanca.Evan Vucci (AP)
Entre aquellos con permiso para hablar estuvieron los secretarios de Estado, Rubio, y de Defensa, Pete Hegseth, el de Salud, Robert Kennedy Jr., que defendió la teoría, no sustentada por la mayoría de la opinión científica de que el Tylenol provoca autismo, y el vicepresidente, J. D. Vance, que aprovechó para arremeter contra el líder demócrata de la minoría en el Senado, Chuck Schumer −“uno de los palestinos más famosos del mundo”, dijo Vance, sobre el político judío−. Brooke Rollins, secretaria de Agricultura, habló por primera vez en un Gabinete, y el jefe le dijo que lo hiciera “muy rápidamente”.
En las páginas editoriales de los principales diarios estadounidenses, normalmente críticas con Trump, también se leyeron este jueves elogios al presidente, así como tímidas peticiones de que este viernes le concedan, como él quiere, el Nobel de la Paz. “Si el acuerdo sobrevive”, apostillaron los editorialistas de The Washington Post. “Los medios de las noticias falsas”, advirtió Trump este jueves, “han cubierto muy bien [las noticias sobre el plan de paz en Gaza], hay que decir que han sido muy justos esta vez”.
El camino hacia la paz “sólida, duradera y permanente” que busca Trump, según escribió en su red social el miércoles por la noche, es largo. De momento, lo pactado pondrá en marcha la liberación de los últimos 48 rehenes israelíes, una veintena de los cuales se calcula que aún siguen con vida, y la excarcelación de unos 2.000 presos palestinos. También, el repliegue de las tropas israelíes hasta la mitad de la Franja y una entrada de ayuda humanitaria que Israel impedía.
Portavoz en jefe
El anuncio del pacto lo hizo en su red social el propio presidente de Estados Unidos, quien, entre sus variadas atribuciones también se ha reservado la de portavoz de prensa en jefe. Llegó dos años y dos días después del ataque de Hamás en suelo israelí, al que siguió una guerra y una brutal invasión que ha dejado 67.000 muertos y una destrucción en Gaza con pocos paralelos en la historia moderna.
Trump habló ante su gabinete de los “casi 70.000″ muertos durante la campaña militar de Israel en Gaza, cifra que definió como una “gran revancha” por el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, en el que la milicia islamista mató a unas 1.200 personas.
La firma, en la localidad egipcia de Sharm el Sheij, compromete a las partes al cumplimiento de los puntos 3, 4, 5 y 7 del plan de 20 apartados propuesto por Trump. Lo cual, según fuentes de La Casa Blanca, es solo el principio para el republicano, entre cuyos siguientes objetivos en la región está lograr que más países árabes se sumen a los Acuerdos de Abraham, que impulsó al final de su primera presidencia para romper el aislamiento diplomático de Israel.
Entonces se sumaron Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos, en lo que su promotor defendió como “la fundación de una paz integral para toda la región”. Y entonces, también Trump se consideró merecedor del Nobel por ese logro diplomático.