La tiroides, una pequeña glándula con forma de mariposa ubicada en la base del cuello, cumple una función esencial que, sin embargo, pasa inadvertida para millones de personas. Su labor es tan amplia como determinante: regula el metabolismo, la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, el crecimiento, el peso y hasta el estado de ánimo. Por ello, cuando su funcionamiento se ve alterado, el impacto abarca tanto el cuerpo como la mente.
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Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 750 millones de personas en el mundo tienen alguna enfermedad tiroidea, lo que equivale a cerca del 10 % de la población global. Sin embargo, más del 60 % de los casos no han sido diagnosticados, una cifra que revela la magnitud de un problema silencioso que afecta, en particular, a las mujeres, quienes tienen entre cinco y ocho veces más probabilidades que los hombres de desarrollar una patología tiroidea a lo largo de su vida.
Una de cada ocho mujeres desarrollará un trastorno tiroideo en su vida. Foto:iStock
Hipotiroidismo: un trastorno que va más allá del cuerpo
Entre las enfermedades tiroideas más comunes se encuentra el hipotiroidismo, una condición caracterizada por una producción insuficiente de hormonas tiroideas. Este déficit provoca una desaceleración general de los procesos del organismo y se manifiesta con síntomas como fatiga constante, aumento de peso, estreñimiento, piel seca, sensibilidad al frío y calambres musculares.
Pero las consecuencias no se limitan a lo físico. En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, que se conmemora cada 10 de octubre, especialistas advierten que el hipotiroidismo también puede alterar la esfera emocional y cognitiva. La depresión, la ansiedad, la falta de concentración y la lentitud mental son algunos de los signos que pueden acompañar a quienes viven con esta enfermedad sin saberlo.
En Colombia, aunque no hay cifras consolidadas, se estima que más de cinco millones de personas podrían padecer hipotiroidismo, muchas de ellas sin diagnóstico ni tratamiento.
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l hipotiroidismo, además de causar aumento de peso y fatiga, puede desencadenar depresión y ansiedad Foto:Istock
Uno de los mayores desafíos frente a las patologías tiroideas es su detección oportuna. De acuerdo con la Asociación Americana de Tiroides (ATA), el 60 % de los pacientes no ha recibido un diagnóstico, principalmente porque los síntomas son inespecíficos y suelen atribuirse al estrés, la edad o el ritmo de vida.
“El diagnóstico temprano del hipotiroidismo es fundamental, especialmente en grupos de alto riesgo como las mujeres, los adultos mayores y quienes tienen antecedentes familiares de trastornos tiroideos. Un abordaje oportuno permite iniciar el tratamiento adecuado, lo que no solo previene complicaciones físicas, sino que también protege el bienestar psicológico”, explicó el Dr. Álvaro Rojas, director médico de Abbott en América Latina.
Cuando la enfermedad no se identifica a tiempo, los síntomas pueden intensificarse, generando frustración, pérdida de autoestima y deterioro en la calidad de vida. Por eso, los especialistas recomiendan acompañar el tratamiento médico con apoyo en salud mental y un seguimiento clínico constante.
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Riesgos y complicaciones
El hipotiroidismo no tratado puede derivar en alteraciones metabólicas y cardiovasculares graves, como aumento del colesterol, hipertensión o diabetes. En las mujeres, la incidencia es especialmente alta: una de cada ocho desarrollará una alteración tiroidea en algún momento de su vida.
Durante el embarazo, los riesgos se agravan. Los trastornos tiroideos pueden aumentar la posibilidad de anemia, preeclampsia, parto prematuro y afectar el desarrollo cerebral del feto, especialmente en el primer trimestre de gestación. Estas complicaciones hacen aún más urgente la detección y el tratamiento adecuados.
La detección temprana y el cuidado integral son clave para proteger cuerpo y mente. Foto:iStock
Frente a esta condición, los expertos coinciden en que el tratamiento no puede reducirse únicamente al uso de medicamentos. El abordaje debe ser integral, combinando la terapia médica con hábitos sostenibles de bienestar, como una alimentación equilibrada, la práctica regular de ejercicio, el manejo del estrés y, cuando sea necesario, el acompañamiento psicológico.
“Mejorar la atención del hipotiroidismo requiere combinar educación, detección temprana e innovación científica con hábitos de bienestar diarios. Promover la conciencia sobre la enfermedad y fomentar los exámenes de rutina es esencial para evitar que sus efectos interfieran con la vida cotidiana y el equilibrio emocional”, concluyó el Dr. Rojas.
EDWIN CAICEDO
Periodista de Medioambiente y Salud
@CaicedoUcros