Tras un verano muy movido en las oficinas del Real Madrid, repleto de caras nuevas e ilusionantes el equipo dirigido por Scariolo, Chuma Okeke decidió convertirse en el nuevo ojito derecho de la afición blanca durante la victoria ante el Asvel (85-72). … La actuación del pívot fue poderosa (17 puntos), una mezcla de despliegue físico y acierto desde la línea de tres que hizo retroceder al valeroso conjunto francés, en clara inferioridad pero capaz de igualar el encuentro gracias al bombardeo orquestado por Jackson (16). Sin embargo, el estadounidense, apoyado por el siempre fiable Tavares, fue suficiente para cerrar un duelo que amenazó con complicarse y que acabó convertido en festín.

El buen inicio madridista se edificó en la zona gala, muy superiores Tavares y Hezonja a la hora de cuerpear. También se mostraban alegres los norteamericanos Lyles y Okeke, acertados y ágiles en el tiro exterior pese a sus corpachones moldeados durante años en la NBA. Las buenas noticias se acumulaban en el bando blanco mientras que el Asvel, aunque fino en el lanzamiento de tres, parecía sufrir por mantenerse en el encuentro. Scariolo, necesitado de encontrar dinámicas y sellar roles para sus pupilos, movía el banquillo con constancia. El marcador lo permitía pues, al final del primer cuarto, la ventaja era aceptable (27-19).

El Madrid se sentía cada vez más cómodo, se permitía lujos en la circulación y siempre rascaba, como mínimo, algún lanzamiento desde la línea de personal. Quizás descuidaba en demasía el perímetro exterior, el único clavo al que podía agarrarse el Asvel, el mismo que utilizaba para no descolgarse en el electrónico e, incluso, soñar con una remontada. Con un dos más uno tras rebote ofensivo de Massa, el Asvel se colocó a tres puntos y, tras un nuevo triple de Jackson, el mejor de los franceses, los locales comenzaron a tragar saliva. Por suerte, las cargas de Llull y Tavares antes del descanso les dieron tranquilidad (48-37).

No conseguía el Madrid abrazar la regularidad, transitaba entre las ventajas que le proporcionaba el talento de Okeke y unas desconexiones preocupantes. El estadounidense, tras un parcial de 0-7 del Asvel, salió al rescate con su cuarto acierto en cuatro intentos desde la línea de tres, zarpazo profundo que, al fin, hizo recular a sus rivales. Incluso se permitió el lujo de coronar su gran tercer cuarto con un espectacular tapón y varios rebotes intimidantes que dejaron el duelo listo para sentencia (66-53).

Ya rendidos los de Lyon, el Madrid se dedicó a convertir los aplausos en un fenómeno cíclico. Hezonja volaba sobre la pista y Kramer, algo desaparecido, remató la faena desde el triple y gracias a la pizarra de Scariolo. Incluso dio tiempo a que el joven letón Grinvalds, solo 17 años, debutase en la Euroliga.