Otro aspecto a tener en cuenta es la relación de este “bloque cebra” con los valores de “hacer ciudad” y su relación con la creatividad: “La cebra es, en definitiva, la ausencia de decisiones de diseño. El ejemplo más evidente es su gama cromática: blanco y negro aplicados by default, sin atender a localidad, clima, paisaje o contexto. Vale para todo y supone una ‘no elección’, cuenta A.B.

“Algunos defienden el blanco como estrategia frente a la radiación solar, aunque más parece un argumento de ventas: suena convincente y hoy resulta difícil oponerse a la eficiencia energética. Sin embargo, la realidad es que nuestro país es diverso, y la radiación solar en Sevilla no tiene nada que ver con la de Bilbao o A Coruña. Aun así, la cebra ignora por completo estas diferencias y ofrece siempre la misma solución de fachada, que ha hecho que materiales más locales como el ladrillo, la piedra, la cerámica o la madera se vean hoy como elecciones imposibles, ineficientes y casi de ciencia ficción. Materiales que de por si traen un color y una textura propios, capaces de dialogar con el entorno y aportar una escala al edificio, como bien comprobamos en ejemplos de arquitectura contemporánea cuando realmente hay un proceso arquitectónico capaz de integrarlos».

El estudio de arquitectura OHLAB firma Paral·lel un proyecto residencial ubicado en el barrio de La Bonanova una zona...

El estudio de arquitectura OHLAB firma Paral·lel, un proyecto residencial ubicado en el barrio de La Bonanova, una zona tranquila al suroeste de Palma. Las fachadas principales están compuestas por persianas plegables de lamas horizontales de madera que actúan como filtro solar, generando un efecto dinámico que evoca las pérgolas y celosías tradicionales del Mediterráneo. Esta solución permite regular la privacidad, controlar la entrada de luz solar durante todo el año… y evita el ‘bloque cebra’.

jose hevia¿ Se trata de una moda pasajera?

La estética cebra, tal como la conocemos hoy, cambiará con el tiempo según las dinámicas del mercado (fabricantes, transporte, constructoras, nuevos materiales…). De hecho, ya empezamos a ver cómo las placas negras empiezan a ser reemplazadas por placas solares que imitan a madera o de tonos más cálidos.

“Sin embargo, lo que permanece evidente es que, mientras no cambiemos la manera en que entendemos y legislamos la ciudad y nuestro entorno construido, el sistema cebra seguirá vigente. Es un modelo que funciona muy bien para estos agentes, aunque lo haga a costa de excluir los valores propios de la arquitectura. La cebra podrá convertirse en burro o en jirafa, pero en esencia seguirá siendo lo mismo”, añade A.B. “Cuando todo vale, la respuesta inmediata a la hora de construir es la cebra . Si “funciona” y “se vende”, ¿por qué proponer otra cosa? Pero conviene preguntarnos: ¿realmente funciona? Y cuando decimos que funciona, ¿ para quién lo hace? ¿Es este el modelo que queremos reproducir en nuestras ciudades?”.