Fuera del ámbito académico, su nombre no es demasiado conocido. Y, sin embargo, Antoni Bonet, con más de 40 obras firmadas solo en Cataluña (donde su reconocimiento es mayor) es uno de los arquitectos racionalistas más importantes del país.
Lo demuestra la adquisición el pasado enero de la Casa Gomis (también conocida como ‘La Ricarda’) por parte del Ministerio de Cultura. La intención del organismo es convertirlo en un centro abierto a la ciudadanía que, como la propia vivienda de la familia Gomis, genere un diálogo entre arte y naturaleza.
Hablamos de Casa Balañà, una vivienda construida en 1974 en Sant Vicenç de Montalt (Cataluña) que el arquitecto consideraba uno de sus logros más importantes. La razón es que fue una de sus últimas casas que ideó, y como tal, muestra la evolución de sus aprendizajes, pues el profesional estuvo toda su vida perfeccionando su forma de construir, anclada en el saber vernáculo mediterráneo.
Por eso, a simple vista, es fácil darse cuenta de que Casa Balañà comparte algunos rasgos con Casa Gomis, erigida en 1962. Como las cubiertas ventiladas ‘a la catalana’, que él resuelve en ambas obras con casquetes semiesféricos.
La Casa Balañà, en Sant Vicenç de Montalt, es una de las obras más personales de Antoni Bonet, donde el arquitecto llevó al límite su investigación sobre la forma y la luz.Fotógrafo: autoría desconocida / Ente depositario: Fons Antoni Bonet Castellana y Arxiu Històric del COAC
En el caso de la vivienda que nos ocupa, cada cúpula, con 24 orificios de ventilación, está cubierta con piezas de cerámica rota tipo La Bisbal, siguiendo la técnica del trencadís. El arquitecto empleó este recurso, que había observado en las cubiertas onduladas de Gaudí, porque se adaptaba mejor que otras soluciones de cerámica a las superficies curvas.
Por debajo, estas semiesferas crean un espacio de recogimiento muy del gusto de Bonet, tanto dentro como fuera de la casa. “Otro elemento que he usado mucho para alcanzar mis objetivos son los diferentes tipos de bóvedas, que empleo para crear espacios interiores escultóricos y ámbitos de carácter humano. Es decir, entiendo que el círculo envuelve mejor al ser humano que el rectángulo. Es evidente que el rectángulo no tiene nada que ver con el ser humano: nosotros no tenemos ningún ángulo recto ni agudo, ¿no?”, dijo en una ocasión.