Necesitaba el Baskonia un jugador que fuera de cabeza a la pelea. Galbiati no lo dudó cuando Forrest fue a la línea de tiros libres … con 81-84. El primero a meter y el segundo a fallar. Y ahí tenía que estar Rodions Kurucs, pese a que ya había dejado todo sobre la pista. El letón saltó como un resorte, antes de que la mesa lo autorizara. El base cumplió su objetivo desde personal y ahí entró en acción el debutante azulgrana. Barrió la zona, se llevó a Yurtseven en la lucha por el rebote, para que a su espalda, el propio Forrest atrapara el balón y empatara el partido.
El Baskonia fue muy diferente con y sin Kurucs. No supo defender en su ausencia y, en cambio, se endureció con su presencia. Firmó siete puntos y cuatro rebotes en los 14 minutos que pudo aguantar a alta intensidad, pero sobre todo el dato que mejor refleja su importancia fue el -1 en el apartado del más menos en cancha. Es negativo, sí, pero está penalizado al no estar en cancha durante la remontada final a lomos de Forrest y Cabarrot. Fue sustituido a falta de 6:43, con 63-76 en el marcador, y ya solo salió a cinco segundos del final.
El ala-pívot letón formó una pareja sólida con Sedekerskis con la que hacerse valer en la pintura. El capitán fue un bastión en el rebote, con un doble-doble sin siquiera hacer su mejor partido. Lo mejor fue que los azulgranas encontraron mimbres para plantar cara a una de las mejores plantillas de Europa, en la que también algunos de sus mejores jugadores tienen malas noches.
Para dormir el partido al final, Ataman echó de menos a Sloukas, uno de los pocos baloncestistas especiales, capaces de impresionar sin imponer. Calienta con el chándal amplio que se puso de moda en la desescalada del covid. El que la gomilla del pantalón ya no aprieta y alguna talla de más de chaqueta. Todo verde. Es el primero en sentarse en el banquillo, hidratarse y tomarse un gel. Cualquier persona que no haya seguido la Euroliga desde 2008 se fijaría antes en el resto de la plantilla que en él. Hasta que se viste de corto y canaliza la mayoría del juego.
El timonel griego de 35 años entró en calor en el inicio del segundo cuarto. Le defendió Spagnolo con brío, y le impidió que saliera por la izquierda y a derecha. Sloukas la clavó sobre la bocina pisando la línea de tres puntos. El italiano, que hasta el momento estaba jugando bien, perdió el balón en el siguiente ataque y Sloukas dejó solo a Osman en la esquina. Y en la siguiente a Mitoglou para el triple, que falló, pero Rogkavopoulos convirtió desde el rebote por la mala defensa de Samanic. Tras ello, el croata no volvió a la pista y Spagnolo apenas tres minutos más en el tercer cuarto.
Apuesta definitiva
En ese momento, Galbiati apostó definitivamente por un juego interior con Sedekerskis y Kurucs, y a veces Diallo como ‘cuatro’. Los tres aportaron la dureza requerida tras un inicio endeble. Cuando Diop, Samanic y Diakite quisieron acorazarse y poner bloqueos con más ímpetu, los árbitros señalaron sendas faltas en ataque a cada uno. El Baskonia perdía altura pero ganaba músculo y Ataman apostó más por Holmes para tratar de doblar la apuesta. Del 19-32 se pasó a un 43-42 a la vuelta de vestuarios.
El Baskonia sólo encuentra continuidad en lo que le duran las fases efervescentes, como la pastilla que se disuelve en agua. Galbiati intenta ejercer de agitador y volvió a demostrar que no es de los que castiga los fallos en ataque. Cuando juegan en estático, los azulgranas se atascan, con malos movimientos de balón y un porcentaje en triples bajo. Es ahí cuando la distribución de los lanzamientos se descompone. Nowell lanzó ocho triples y sólo metió uno, el que celebró con una mirada cómplice con su entrenador. Howard intentó cuatro y volvió a quedarse en blanco. Parecía que podía entrar el que podía poner el 44-42. Hacía la corbata en el aro cuando Sedekerskis la palmeó. El astro azulgrana levantó los brazos, frustrado. En la misma zona en la que luego pisó la línea de banda y perdió un ataque clave ante la tiranía de Nunn. «MVP, MVP», le cantaron desde el último anillo el cerca de un centenar de aficionados griegos desplazados. El último eco del partido.